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lunes, 30 de marzo de 2009

DECALOGO IMPRESCINDIBLE PARA PADRES

Extracto del articulo publicado en Alfa y Omega, que creemos puede ser interesante para todos.

El "Decálogo" con mayúsculas no tiene discusión, pero no es a ese decálogo al que se refiere esta entrada de hoy. A los padres, como a los educadores, les viene en muchas ocasiones la duda razonable de si están haciendo bien las cosas o no con sus hijos o pupilos. Si se mete la pata, siempre habrá tiempo de rectificar, pero en el plano de la educación de la fe y de la moral, casi siempre se llega tarde (cuando se llega) si no nos paramos antes a reflexionar.

1.«Si seguís en mi doctrina, conoceréis la Verdad, y la Verdad os hará libres». Esa Verdad no es la mera sinceridad subjetiva, ni la simple verdad objetiva, sino Cristo. La libertad, al margen de la verdad objetiva y del amor verdadero, es fuente enfangada de libertinaje y de opresión.

2.Muchas veces, se da en los padres una responsabilidad primera: la mediocridad de su fe, insuficientemente cultivada. La fe cristiana hay que estudiarla, rezarla, vivirla, irradiarla.

3.La fe se transmite por contagio. Todo el tejido familiar debe estar impregnado por la presencia de Dios. Si no, la ruina espiritual se cierne sobre esa familia. Muchos padres se alarman ante una pequeña enfermedad de sus hijos, mientras se despreocupan de su salud espiritual. ¿Cuántos pedirían para sus hijos lo que otros pidieron y piden: Antes muertos que manchados?

4.Muchos padres se desentienden de sus deberes fundamentales para con sus hijos, en las diversas etapas de su vida: explicarles el Catecismo, introducirlos en una oración frecuente y sentida, preparar la Liturgia, invitarlos con el ejemplo y la palabra, a recibir los Sacramentos, visitar a Jesús y a María, elegir unas imágenes religiosas que presidan la vida de la familia, leer y comentar con ellos la Palabra de Dios, aficionarlos a los libros buenos y variados, no envenenarse y envenenarles con periódicos laicistas y apoyando partidos anticristianos.

5.Los padres han de conquistar el amor de sus hijos no con permisiones, sino con una entrega sincera, que busca no tanto agradar como hacer el bien; respetándolos, compartiendo sus intereses y preocupaciones, haciéndoles atractiva la vida familiar… Sin aislarlos; pero cuidando sus amistades y diversiones…

6.Deben facilitarles su incorporación progresiva a grupos cristianos de plena garantía –selectos y abiertos, aunque no exclusivistas–, donde juntos cultiven su fe, se diviertan, hagan apostolado, ejerciten la caridad, experimenten la llamada a la santidad y disciernan su vocación personal.

7.Los padres deben educar en y para el diálogo. Han de dedicar tiempo a sus hijos, darles pruebas de su amor, escucharlos con atención, respetarlos, comprenderlos… Pero sin hacer dejación de su legítima autoridad. Con palabras de verdad, aliento y alabanza sincera, pero también de advertencia clara y de reproche justo y cariñoso.

8.A los hijos hay que prepararlos para que vayan formando criterios verdaderos y firmes, y puedan librarse de los engaños y seducciones del mundo y rechazar el consumismo, libertinaje, desapego de la familia, vida nocturna, diversiones incontroladas, abuso de la televisión…

9.Hay que educar a los hijos desde muy pequeños, para que adquieran hábitos sanos en todos los aspectos de la vida. Educar no es domesticar, sino ayudar a buscar y vivir la verdad y el bien, el amor y la belleza integral, la excelencia.

10.Y cuando los hijos van creciendo, hay que proporcionarles criterios para que sepan estar y actuar cristianamente ante la vida eclesial, política y social. El Compendio de la doctrina social de la Iglesia, junto con el Catecismo de la Iglesia católica, y con su Compendio, deberían ser consultados constantemente por los cristianos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un decácolo para vivir el verdadero cristianismo en la familia. Pero me temo quer los padres nos preocupamos más en elegir un buen colegio religioso donde le enseñen los valores, que está bien, una catequesis donde los preparen bién para recibir los sacramentos, que también me parece bién, por cierto soy catequista. Pero quizás nos olvidemos de lo más importante, VIVIR esos valores en la familia, transmitirles nuestra FE con coherencia y convencimento, y de esta forma contagiarles de lo que para uno es lo mas importante, el Evangelio y la Fe.

Anónimo dijo...

estoy de acuerdo con tu opinión, pero me gustaría decir que la catequesis no debería ser sólo "preparación para recibir los sacramentos" sino ayudar a que "la fe del cristiano se inicie y madure en el seno de una comunidad, enraizándose en la fe de la misma, explicitándose en todas sus dimensiones noéticas o cognoscitivas, nutriéndose en las celebraciones litúrgicas y robusteciéndose en los compromisos cristianos." Conferencia Episcopal

los catequistas no podemos quedarnos, solamente, con la buena preparación a los sacramentos. Lo que transmitimos es un estilo de vida; y ésa es una tarea muy difícil, que quizá no nos tomamos tan en serio como deberíamos.