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sábado, 6 de octubre de 2012

UN AÑO SANTO JUBILAR PARA EL ROCIO.



Tiene resonancias que se remontan a la relación de nuestra cultura cristiana con la cultura hebrea, que la informa. El “Jubileo” en el Levítico, recogido en el Antiguo Testamento nos habla de liberación, de fiesta, de plenitud, y en definitiva, de un gran hecho religioso. La Iglesia Católica lo viene celebrando desde el año 1300, y de forma regular, con algunas excepciones en el siglo XIX, cada 25 años, desde el año 1450, como espacio temporal singular para la reconciliación y la indulgencia plenaria, cumpliendo con determinados ritos y obligaciones (sentimientos de contricción, oración, confesión y comunión). Aunque también se ha celebrado con carácter extraordinario. La última vez en el año 1983.
Más allá de los dos grandes lugares históricos de peregrinación jubilar cristiana, con las ciudades de Roma y Jerusalem, en nuestro entorno próximo cobran un especial significado, con autonomía y configuración propia, los Años Santos Jubilares Jacobeos o Compostelanos que se celebran en Santiago de Compostela, incluso con anterioridad; pues el primero de ellos, se celebró en el año 1126, promovido por el Papa Calixto II, de origen galo, que ya conocía el Camino de Santiago. Los últimos lo han sido, en los años 1993,1999, 2004 y 2010. El próximo será en 2021. Su temporalidad irregular y asimétrica viene marcada por el ritmo de los años bisiestos, y por el hecho de que la semana tiene 7 días, celebrándose el Año Santo cuando el día del Santo Patrón de España coincide que se celebra en domingo. Si no hubiera años bisiestos, curiosamente tendríamos Año Santo Jacobeo cada 7 años. Mención aparte merecen las versiones particulares y muy recientes, de celebraciones de Años Santos Jacobeos en Galdar y en la parroquia del Apóstol San Bartolomé en Tunte-San Bartolomé de Tirajana (ambos, en la diócesis de Gran Canaria), temporalizados del mismo modo; teniendo su próxima convocatoria también para el año 2021.
Por otra parte, el monasterio de Santo Toribio de Liébana en Cantabria, en plenos Picos de Europa, dónde se veneran las reliquias de Santo Toribio y un Lignum Crucis (reliquia de la cruz donde fue sacrificado el Hijo del Padre), atesora una importante tradición en la materia con 72 convocatorias, inicialmente con un carácter temporal muy marcado, de una semana; y desde 1967 convertidos en Años Santos Lebaniegos (duración anual). La última fue la de 2006, con motivo del 500 aniversario de la Bula Pontificia. Y en tiempos recientes hemos visto incorporarse en España a este rito que concede directamente la Santa Sede, a instancia de los Ordinarios de cada diócesis, a otro importante lugar de peregrinación cristiana. Nos referimos a Carava de la Cruz, en Murcia, que venera otro Lignum Crucis que en 1981 el Papa Juan Pablo II fija de forma perpetua, y a partir de 1998, fija su temporalidad en los siete años.
No obstante y rompiendo este esquema, el santuario sevillano de Ntra. Sra. de Consolación de Utrera (Sevilla), en el año 2007, ha sido el primer enclave devocional andaluz que ha obtenido este honor y esta responsabilidad, con motivo de la celebración del V Centenario de la llegada de Ntra. Sra Consolación a Utrera[1]. Y más recientemente, la Virgen de la Cabeza, aparecida en la playa de Azucenas en Motril (Granada), lo ha celebrado entre agosto de 2010 y  agosto de 2011, con motivo del 500 aniversario de su aparición; o el Santísimo Cristo del Calvario de Sevilla, que acaba de iniciarlo en la Iglesia de la Magdalena, a principios del año 2012, con motivo del 400 aniversario de la imagen titular de esta cofradía,…. Son las convocatorias, las imágenes, y los hitos, que han abierto la celebración del Año Santo Jubilar a nuevas y acreditadas realidades devocionales y eclesiales.
En este contexto debemos situar la solicitud realizada en el verano de 2011, por parte de la Hdad. Martiz de Ntra. Sra. del Rocío de Almonte al obispo de Huelva, para que desde Huelva se tramite en Roma un Año Santo Jubilar para el Rocío, coincidiendo con la celebración del Bicentenario del Rocío Chico (1810-1813/2010-2013), y con ocasión del próximo Traslado de la Santísima Virgen a su pueblo de Almonte.
Se trata de hacerlo coincidir con el rito de los siete años, que ya de facto se había convertido en toda una celebración jubilar para la gran familia rociera (recordemos que más de 900.000 personas según fuentes oficiales acompañaron a la Santísima Virgen en su último Traslado a Almonte, de agosto de 2005), uniéndolo a una fecha tan significativa para la devoción rociera, como es la del segundo centenario de la materialización y proclamación del Voto de Acción de Gracias, que en los días aciagos de la dominación francesa hizo el pueblo de Almonte, conocido como el Rocío Chico. Son las razones argumentales de peso que han llevado a la Hdad. Matriz a solicitarlo y a promoverlo a través de su diócesis, por vez primera. Con el objeto de abrir nuevos horizontes y dimensiones de expansión y crecimiento a la devoción rociera, al servicio de los mismos fines que la Iglesia, y con el fin de que el mensaje salvador de ese Pastorcillo Divino, Rey del mundo, en manos de su Madre, María Santísima del Rocío, se amplifique y llegue más nítido y más claro a más gente que lo busca, lo necesita, o simplemente lo tiene ya como guía y callado de su experiencia vital. Y que desde el 19 de agosto de 2012 al 8 de septiembre de 2013, Almonte y El Rocío sean una Tierra Santa, dónde tomar el aliento y la fuerza del Altísimo para continuar el duro camino de la vida, o para rectificar y enderezar el camino equivocado; y para poner siempre lo poco que somos incondicionalmente a su entero servicio, para que nos permita alcanzar aquí ya, el Rocío de la Gracia, que es tanto como el camino a la santidad. 

Santiago Padilla. Almonte, febrero de 2012.


[1] También en el año 2007 se ha celebrado un Año Santo y Jubilar en el monasterio de Celanova (Orense), con motivo del 1100 aniversario del nacimiento, de su titular, San Rosendo.

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