Carta 29 a
Jesús de Nazaret.
Domingo de Pentecostés. 8 –junio- 2014
Evangelio: Juan 20, 19-23
S
|
eñor: ¡Por qué tu discípulo Juan,
cuando escribió este relato, cuenta que era “el amanecer del día primero de la
semana” También dice, “que las puertas de la casa donde estaban reunidos los
Discípulos permanecían cerradas por miedo a los judíos?
Entiendo
lo de las puertas cerradas. El miedo
reacciona así: cerrando las puertas, se auto defiende. Pero ¿que estaba amaneciendo
cuando te apareciste a ellos? Fue, sin
duda, para decirnos que sin tu presencia, vivimos a oscuras, porque Tú eres la
Luz
La falta
de luz, produce miedo; como la falta de paz. Por eso, entraste con el saludo de
la “Paz”
También la
situación de pecado grave es falta de paz: miedo a la condenación porque es
ausencia tuya.
Hay un
dicho entre nosotros, tú lo sabes, “que el miedo guarda la viña”
Yo no quiero tener miedo
a nada ni a nadie. Tampoco a Ti. Y por supuesto, no a Dios, tu Padre. No, el
miedo por el miedo. Al amor, no se le puede tener miedo, y menos al Amor
infinito.
Es
peligroso aquél que odia y no cede al perdón. Tú, Señor, no odias; y cuando se
te ofende, perdonas. No solo perdonas a todos y siempre, sino que te donaste
como ofrenda redentora.
Hiciste a
la Iglesia depositaria de tu perdón. Yo he sido testigo y beneficiario de
ello., muchas veces. Beneficiario y
ministro de ese perdón.
¡Qué
confianza y qué poder has depositado en las manos de tus
sacerdotes: hombres débiles y
pecadores que perdonan en tu nombre.
Perdón que, si ellos conceden, Tú no
retiras.
¡Gracias, Señor! Gracias,
una vez más por tu perdón recibido a través de la Iglesia, gracias por el
perdón que en tu nombre he podido impartir. Gracias, además por la riqueza de
dones que añades siempre al perdón.
Es imposible valorar el
perdón sacramental que repartes a voleo.
Con afecto y adoración.
Bartolomé Menor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario