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domingo, 9 de marzo de 2014

CARTAS A JESÚS DE NAZARET



Carta 16 a Jesús de Nazaret.            
Domingo I de Cuaresma  (9-marzo.2014)
Evangelio: Mateo, 4, 1-11.




S
eñor: Hoy he entendido tu escrito de muy diferente forma-
¿Por qué así, después de más de setenta años de leerlo, meditarlo; y más de sesenta de hablar sobre él, explicándolo al pueblo? No sé.     ¿Me equivoco en esta ocasión? Si es así, perdona. Pero si es ahora cuando acierto, ¡gracias! ¿Te lo cuento?  ¡¡Te lo cuento!!

Después de cuarenta días de ayuno, sentiste hambre. Tuvo que ser un hambre horrible, porque tenías un cuerpo que necesitaba alimento.

Tu respuesta al tentador fue más allá de su propuesta. También es natural, porque tú eras más inteligente que él.

Respondiste: “NO SOLO DE PAN VIVE EL HOMBRE, SINO DE TODA PALABRA QUE SALE DE LA BOCA DE DIOS”                                          

Te referías, sin duda, a lo que se encuentra escrito en la Biblia

La palabra de Dios es alimento para el alma del hombre. El hombre tiene un cuerpo, pero también, un alma. Y el alma necesita ser alimentada,  y no se alimenta con el pan de harina.

Creo, Jesús, que en la respuesta al diablo, nos dijiste dos cosas:
                     
1ª-  Que tú eres la Palabra de Dios
y, por consiguiente, tu eres alimento del hombre;    

2ª-  Que tú te encargarías de entregarte vivo y verdadero en forma de pan eucarístico.

Al segundo envite del diablo, contestaste: “NO TENTARÁS AL SEÑOR TU DIOS”. Entiendo que dices que, quien ama a Dios, se fía de Él, y no necesita más; no necesita pruebas”

En la tercera tentación que Satanás osó proponerte, contestas con esta verdad: que la iglesia, y todos los que nos declaramos miembros de ella, hemos de huir de buscar mando o influencia, aquí abajo, al amparo del culto y de la religión.
             
Seguimos cayendo en esta tentación. Olvidamos que, para ti y los tuyos, servir es reinar. En nuestras vidas, y por ello, en las manifestaciones del culto, lo fundamental es el amor.  

El amor, se impone, no desde el mando, sino desde el servicio; y se sirve, no sentado sobre trono, sino de rodillas, lavando los pies polvorientos de los que caminan descalzos, porque
carecen hasta de sandalias. 

El diablo no se despidió de ti en el desierto. Volvió a lo largo de tu vida

Te dejó, cuando moriste en la cruz.

Sigue pasándole a tu Iglesia. Sigue pasándole a tus seguidores. Sigue pasándome a mí.

Con afecto y adoración. Bartolomé Menor.

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