El pasado domingo nos reunimos
para concluir este curso con el Tema 8 de nuestro cuaderno de trabajo, que
lleva por título, “La misión de los Equipos”.
En este tema se nos incita a los
matrimonios al anuncio, a ser apóstoles
del sacramento del matrimonio. Con todas las limitaciones y debilidades
de la fragilidad humana, “los esposos no
cesan un solo instante de ser anuncio vivo, encarnado, de la misericordia del
Padre, de la redención de Cristo, de la fuerza del Espíritu Santo”. No
gozan de una condición privilegiada con relación a otros seres humanos: su
fidelidad es puesta a prueba día a día, su camino se recorre siempre entre
dificultades, a veces pesadas. Pero el apóstol Pablo diría que en esa
debilidad, se revela la gracia. Las heridas del pecado pueden curarse con la
misericordia, la salvación de Jesús devuelve la esperanza y la voluntad de
emprender el camino, el poder del Espíritu impulsa a testimoniar la fe con
renovadas fuerzas. En las situaciones dolorosas de sufrimiento y de
incomprensión, el amor del Señor que cura, puede revelarse siempre, y por esta
experiencia el matrimonio comprende que puede convertirse en un testimonio
vivo.
La oración la hicimos con el
Salmo 102. D. Mariano como acostumbra nos hizo la enseñanza de este Salmo: este
salmo nos invita a la bendición, la
palabra bendición significa decir bien de alguien, en esta ocasión decir bien
de nuestro Dios. El salmo nos invita a hacer un ejercicio de memoria histórica
personal, andar nuestra historia personal de vida de fe, de cómo Dios se ha
manifestado en mi vida, y desde esas manifestaciones, de esas presencias
salvadoras, vivificadoras, alentadoras bendecirle y darle gracias. Lo que nos
hace caer también este salmo es la experiencia de amor y misericordia. La
experiencia del perdón es lo verdaderamente marca a la persona. Lo que uno
recuerda cuando mira el pasado es a las personas que te han amado, personas que
pueden ser tu amigos, tu mujer, tu familia…… y también tenemos en el centro ese
Amor de los Amores, ese amor entre todos los amores de nuestra vida es, el Amor
de Dios. Y el amor se manifiesta en la comprensión, en la aceptación del otro
tal como es, por eso dice el salmo, el Señor sabe bien que estamos hechos de
barro, por eso ni se asusta ni se escandalizado de nuestros pecados. Si Dios se
hubiera espantado, escandalizado de nuestros pecados, hubiera tenido una
solución bien fácil, en vez de redimirnos y salvarnos nos hubiera destruido, el
ser humano hubiera desaparecido de la faz de la tierra. Pero sin embargo esa no
es la voluntad de Dios, la voluntad de Dios es siempre salvífica. Por tanto si
Dios no destruye al hombre es porque acepta que es de barro. San Juan de Ávila
hace una oración a Dios crucificado y dice que Dios Padre ve al hombre a través
de las llagas de su Hijo Jesucristo. Ve a través del sufrimiento del Hijo que
se entrega para salvar al mundo. El salmo nos ayuda a centrar lo que es la
vida, si a mí quien me salva es Dios, debo obediencia, respeto, amor a Dios que
es el que me salva. Si es Dios quien te salva bendícelo, alábalo y ser su
testigo, es la misión de los cristianos.
Antes de terminar la reunión con
la oración del Magníficat, votamos al matrimonio responsable para el próximo curso,
y salieron elegidos Conchi y Ramón. Damos gracias a Dios por esta elección, y
le pedimos que les ayude para hacer este servicio al Movimiento y a la Iglesia.
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