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domingo, 25 de mayo de 2014

CARTAS A JESÚS DE NAZARET



Carta 27 a Jesús de Nazaret.    
Domingo VI de Pascua.   25 –mayo- 2014.
Evangelio: Juan 14, 15-21
 

S

eñor: He quedado herido al leer lo que dices: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos”        
                                                                                                                        
Creo que, más bien, deberías haber dicho: ”Si me amáis, INTENTARÉIS guardar mis mandamientos”

Yo te amo, Señor, y no siempre, consigo guardar tus mandamientos. O será que no te amo, o no te amo con la sinceridad y fuerza que debo?

¡Aumenta mi amor!

Gracias por pedir al Padre que, esté con nosotros el Espíritu de la Verdad. Y además, que nos defienda.
                                                                                                           
Jesús, tu sabes, como nadie, que hoy, nos movemos en un mundo de falsedad, donde la mentira se vende como verdad.  Los hombres, hemos tenido, desde siempre el lenguaje para entendernos; y en nuestro lenguaje, la clave era la verdad.

Me turba cuando hablo con otros y su verdad no es mi verdad; y que hay verdades económicas, de grupos de presión, de nacionalitas…y mucho más, cuando se identifica con “lo políticamente correcto. “    
                                                                            
La política es cosa cambiante e interesada. Al menos, la que nos gobierna desde años inmemoriales.  

Si la política dicta la verdad de los pueblos, no es posible construir una sociedad justa y libre, ni una verdad personal honesta y estable.

Nos dices, que “al Espíritu de la Verdad,   el   mundo   no  puede  recibirlo,
porque no lo ve, ni lo conoce” Si me permites, añado: EL MUNDO LO RECHAZA PORQUE NO LE CONVIENE.

Manifiéstate con fuerza, entre nosotros. Si hemos de ayudarte a construir el Reino de Dios entre los hombres de aquí abajo, no podemos vivir solos, ni trabajar solos.

Tampoco sin justicia se puede construir una sociedad honesta, como sin verdad pueden esperarse hombres libres.

Es evidente que el “Maligno” no cede y está llevando su guerra a todos los rincones y hasta el interior de tu Iglesia. Tus seguidores, no dejamos de sentir las tarascadas del mal y las tentaciones más fuertes contra tus mandamientos.

No nos dejes, Señor. No me dejes.

Yo te amo, Jesús, y por ello, seguiré esforzándome en aceptar y guardar tus mandamientos.

Con afecto y adoración. Bartolomé Menor.

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