Carta 26 a
Jesús de Nazaret.
Domingo v de Pascua 18 –mayo- 2014.
Evangelio Juan: 14, 1-12.
S
|
eñor: Necesitamos tus palabras de
aliento. Yo las necesito. Nunca hemos recibido tantas noticias como ahora. Noticias
de los cinco Continentes, y hasta de los pueblos más pequeños y apartados. Muchas noticias. Pero Tú sabes, Jesús, que
esas noticias, en su mayoría, vienen con
cargas de accidentes y calamidades. Dices: “Que no
tiemble vuestro corazón”.
Pero nuestro corazón, no
deja de temblar. Hoy, tenemos miedo, y el miedo, nos hace temblar.
Para
muchos, el miedo es el precursor de hambre y muerte segura arrastradas por
tantos conflictos violentos como se producen en los campos y en las calles
.
Y otros miedos que se generan en el interior
de las casas, con menos ruido, quizás,
pero con igual angustia: el paro, la enfermedad, la quiebra familiar….
“En la casa de mi Padre,
hay muchas estancias”, dices.
¿En el Cielo? Sí, lo sabemos por
la fe. Y sabemos que, un día subiremos hasta allí Pero, Jesús: Los hombres, no
vivimos en el Cielo; vivimos en la Tierra. Nos parece excelente la promesa
tuya. Y ¿entretanto?
Es
fundamental que te adelantes, porque si Tú no nos preparas el sitio de nuestro
descanso y felicidad definitiva y eterna, no hay quien lo consiga. Si ese lugar
está donde el Padre, nunca llegaremos, si Tú no te haces nuestro camino.
Pienso y
creo, que la casa de tu Padre, -y Padre nuestro-, tiene una antesala y la
tenemos aquí, abajo. ¿No
viniste para construirla? Y, ¿no la
dejaste ya empezada? La empezaste y dejaste comprometida una “cuadrilla de
constructores” que la continuara en tu ausencia. . No los dejaste solos.
La antesala de la casa de tu Padre es el
Reino de paz y justicia, Reino de amor y de gracia. Un Reino así, es un lugar
seguro, apropiado para vivir sin miedo.
Tú, Jesús, no eres un
camino, ni una verdad…sino el Camino, la Verdad y la Vida. No hay otros
caminos, ni “trochas” para llegar. Tú,
aún siendo la Verdad, pusiste a Dios Padre por testigo, añadiendo que el mismo
Padre decía lo mismo y lo ratificaba con sus obras.
Mi esperanza, Señor es
que esta antesala se acabará de construir.
Entretanto, me esforzaré en arrimar algún material.
Con afecto y adoración.
Bartolomé Menor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario