Queridos
fieles diocesanos:
El
próximo día 25 de este mes de mayo, Domingo, tendrán lugar las elecciones para
la renovación del Parlamento Europeo.
Los
Obispos de Europa de la COMECE (Comisión de los Episcopados de la Comunidad
Europea), nos invitan a participar en estos comicios y nos envían una
reflexiones y principios que pongo a su disposición. Son los siguientes:
“Como obispos de la COMECE, sentimos que es nuestro
deber ofrecer orientación al votante europeo en la formación de su conciencia,
y queremos hacerlo poniendo de relieve los temas que son importantes, para
evaluarlos a través del prisma de la Doctrina Social Católica.
Aunque nos dirigimos en primera instancia a los
ciudadanos de la UE que son católicos, esperamos que nuestro consejo también
pueda recibirse favorablemente por todos los hombres y mujeres de buena
voluntad, interesados por el éxito del proyecto europeo. Esperamos que nuestra
voz sea escuchada también por aquellos que buscan ser elegidos como miembros
del Parlamento Europeo.
Comenzaremos haciendo algunas consideraciones
generales:
1. Votar es un derecho y un deber de todo ciudadano de
la UE. Millones de ciudadanos jóvenes votarán por primera vez: algunos de ellos
cursan sus estudios, otros trabajan, pero muchos, por desgracia, están
desempleados. Instamos a nuestros jóvenes a hacer oír su voz participando en el
debate político y, sobre todo, votando.
2. Es importante que los aspirantes por primera vez al
Parlamento Europeo o los que buscan renovar su escaño sean conscientes de los
daños colaterales de la crisis económica y bancaria que comenzó en 2008. El
Papa Francisco ha llamado públicamente la atención sobre la difícil situación
de los pobres y vulnerables, de los jóvenes y personas discapacitadas, sin
olvidar a aquellos que han sido empujados a la pobreza por la reciente crisis.
El número de "nuevos pobres" está creciendo a un ritmo alarmante.
3. El mensaje cristiano es de esperanza. Creemos que
el proyecto europeo está inspirado en una visión noble de la humanidad. Los
ciudadanos, las comunidades e incluso los estados—nación deben ser capaces de
dejar de lado sus intereses particulares en la búsqueda del bien común. La
exhortación del Papa Juan Pablo II Ecclesia in Europa publicada en 2003 versaba
sobre la esperanza, y la Iglesia se acerca al reto europeo con la firme
confianza en un futuro mejor.
4. La templanza es una de las virtudes naturales que
se encuentra en el corazón mismo de la espiritualidad cristiana. Una cultura de
la moderación debe ser la fuente de inspiración de la economía social de
mercado y de la política medioambiental. Tenemos que aprender a vivir con
menos, pero por la misma razón, hemos de hacer lo posible para que los que
viven en una pobreza real accedan a un reparto más justo de los bienes.
Por otro lado, hay áreas específicas de las políticas
de la UE respecto de las cuales nos gustaría dirigir la atención de nuestros
conciudadanos:
1.Es importante que el progresivo movimiento hacia la
unidad en la UE no sacrifique el principio de subsidiariedad, pilar básico de
la familia única de estados-nación que constituye la Unión Europea, ni ponga en
peligro las tradiciones históricas que existen en muchos de los estados
miembros.
2.Otro de los pilares de la Unión, que es también un
principio básico de la Doctrina social católica, es la solidaridad, que debe
gobernar las políticas en todos los niveles de la UE, entre las naciones, las
regiones y grupos que constituyen la población. Tenemos que construir un mundo
diferente, presidido por la solidaridad.
3. Es esencial recordar que todos los ámbitos de las
políticas socioeconómicas se han de sustentar es una visión del hombre
arraigada en un profundo respeto a la dignidad humana. La vida humana debe ser
protegida desde el momento de la concepción hasta el de la muerte natural. La
familia, como célula básica de la sociedad, debe gozar también de la protección
que necesita.
4. Europa es un continente en movimiento y la
migración —dentro de sus fronteras y la procedente del exterior— tiene impacto
sobre la vida de los individuos y la sociedad. La UE tiene una frontera
exterior común. La responsabilidad de la recepción e integración de los
inmigrantes y solicitantes de asilo debe ser compartida proporcionalmente por los
estados miembros. Es de vital importancia que el tratamiento de los inmigrantes
en cada punto de entrada de la UE sea humano, que sus derechos humanos sean
respetados escrupulosamente, y que, posteriormente, se haga todo lo posible,
también por parte de las Iglesias, para asegurar su integración con éxito en la
sociedad de acogida.
5. Somos custodios de la creación y debemos
profundizar en nuestra decisión de respetar y alcanzar los objetivos de emisión
de CO2, promover el entendimiento internacional sobre el cambio climático,
comprometernos a adoptar un enfoque más ecológico e insistir en que la
sostenibilidad es un elemento fundamental de cualquier política de crecimiento
o desarrollo.
6. La libertad religiosa es característica fundamental
de una sociedad tolerante y abierta. Esta libertad incluye el derecho a
manifestar las propias creencias en público. Damos la bienvenida a las
Directrices de la UE sobre la promoción y protección de la libertad de religión
y de creencias, y esperamos que el nuevo Parlamento Europeo intensifique su
labor en este importante asunto.
7. Apoyamos todas las medidas destinadas a proteger la
consideración del domingo como el día común de descanso semanal.
8. En los próximos cinco años el cambio demográfico
tendrá un impacto profundo en la vida de la UE. Abogamos, En nombre de nuestros
ciudadanos mayores, por conseguir el nivel y la calidad en la atención a la que
tienen derecho, pero también pedimos políticas que creen nuevas oportunidades
para los jóvenes.
La Unión Europea se encuentra en un momento decisivo.
La crisis económica, provocada por el colapso bancario de 2008, ha tensado las
relaciones entre los estados miembros, ha cuestionado el principio fundamental
de la solidaridad en toda la Unión, ha traído consigo el aumento de la pobreza
para un gran número de ciudadanos, y ha frustrado las perspectivas de futuro de
muchos de nuestros jóvenes. La situación es dramática, y para muchos, incluso
trágica.
Nosotros, obispos católicos, pedimos que el proyecto
europeo no se ponga en riesgo ni se abandone por las dificultades de la
presente situación. Es esencial que todos nosotros —políticos, candidatos y
todas las demás partes implicadas— contribuyamos constructivamente a modelar el
futuro de Europa. Todos tenemos demasiado que perder si el proyecto europeo
descarrila.
Es esencial que todos los ciudadanos europeos vayan a
las urnas en las elecciones del 22 al 25 de mayo. Como obispos instamos a que
se vote siguiendo los criterios de una conciencia informada.”
Con mi saludo y bendición.
X Ramón del Hoyo López
Obispo de
Jaén
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