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domingo, 16 de febrero de 2014

CARTAS A JESÚS DE NAZARET

Carta decimotercera a Jesús de Nazaret.
Domingo VI del T. Ordinario (16-2-2014)
Evangelio. Mateo 5, 20-37



S
eñor: Comienzo la carta desconcertado. Leo tu evangelio de hoy y me asaltan las preguntas que paso a continuación:
    
- ¿Tiene nuestro mundo remedio? 
- ¿Podrá, alguna vez, llegar a ser tierra donde se implante el Reino de Dios?  
- Tu presencia entre nosotros, lo mucho que hiciste por los hombres, la buena herencia que nos dejaste cuando subiste al Padre, ¿no sirvió?   
- ¿Fue insuficiente y requiere mucho más?
– Y ¿qué puede ser ese mucho más?

 *Nos recuerdas, una vez más, la prohibición de  MATAR. Pero, Señor ¡si cada día se cuentan por miles los inocentes asesinados!

 *Mandas NO COMETERAS ADULTERIO. Y me encuentro que nuestra sociedad exhibe el adulterio como gala, y hasta le pone imágenes bellas, y lo publica en los medios de comunicación más populares.     
  
 Dices, de manera categórica: NO JURARÁS EN FALSO Y CUMPLIRÁS TUS
VOTOS”. Señor: ¡No se puede acceder a un cargo de responsabilidad sin exigir juramento! ¡Las campañas para optar a ser dirigentes del bienestar de los pueblos, se basan sobre promesas que no se cumplen!
-Terminas diciendo: “HAY QUE DECIR “SI” O “NO”- LO QUE PASA DE AHÍ, VIENE DEL MALIGNO.  El mal se extiende sobre nosotros como “manto de piel negra de cabra”

Renuncio a ser pesimista. Creo en ti, y porque creo en ti, espero que tu venida a nosotros, con la que te convertiste en ciudadano del mundo, lo salve.  
Tu enseñanza y ejemplo, que pertenecen a nuestra Historia, actuarán de levadura transformadora. 
                                                                                                                          
Estoy seguro que tu muerte  redentora, terminará con el mal que nos ahoga, como tu resurrección trocó nuestra muerte en vida nueva y plenamente feliz.

Al subir al Padre, no nos dejaste huérfanos. Nos dejaste la herencia de tu Iglesia, con la misión de ser levadura y luz.

Te quedaste viviendo entre nosotros y garantizas la eficacia

Soy poca cosa, pero seguiré trabajando en tu mismo proyecto.

No dejaré de gritar llamando a otros a engrosar la lista de los “trabajadores de tu viña.”

Con afecto y adoración. Bartolomé Menor.

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