El pasado 13 de noviembre, el Cardenal D. Antonio Cañizares, Prefecto para la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos realizó una conferencia en el Salón de Actos del Seminario de Jaén, organizado por la Delegación Episcopal de Familia y Vida y llevando por título “ LA IGLESIA ANTE LA VIDA NACIENTE”.
Comenzó haciendo mención a la Encíclica de Juan Pablo II “Evangelium Vitae”, la cual fue recibida como una buena noticia que aconteció entre nosotros, una luz que iluminaba la oscuridad de una cultura de muerte. De nuestro actual Papa Benedicto XVII dice, que nadie habla con tanta fuerza del Evangelio de la Vida, apostando por la vida de toda persona humana, transmitiéndonos la alegría de ser hombre, de ser querido y amado por Dios.
La Iglesia no puede callar ante la multitud de seres humanos que están siendo aplastados, nunca, nunca en la vida ha ocurrido algo parecido. Son las campañas de los que no aman a los hombres los que nos esclavizan y quieren dominar. El Evangelio de la vida tiene que oírse, si se calla se debilita, hay que defender, amar y luchar por cada vida humana, sino todo lo que digamos de democracia y libertad serán palabrerías, solo habrá libertad y justicia si se respeta la vida. Nuevas amenazas atacan la vida humana en este siglo, guerras y terrorismo justificado por fines políticos, manipulación de embriones que son tratados como si no fueran hermanos nuestros, hombres que mueren de hambre, narcotráfico y drogas que destruyen a jóvenes, la vida de los no nacidos cada vez está más desamparada. Los que creemos en el hombre no podemos perder la esperanza, llegará un día en que nos avergoncemos de esta cultura de la muerte. Hay que ayudar a formar la conciencia, hay que luchar y rezar para que cambie las conciencias. Es necesario, urgentísimo formar la conciencia moral, ayudar a los jóvenes a ver la grandeza de la sexualidad y el amor. Solo un amor verdadero sabe custodiar la vida. La edificación del bien común no se puede realizar si no se custodia y apoya la vida, solo el respeto a la vida puede garantizar la democracia y la libertad. Hay que crear una nueva cultura del amor que pueda llegar a las raíces de la cultura de la muerte y vencerla. Los cristianos no nos podemos mantener en silencio, el aborto es una hecatombe que no puede dejar indiferente a la Iglesia, ¿cómo se puede hablar de derechos, cuando no se protege las vidas de los más inocentes?, cuando el Estado en vez de defender a los débiles, hace leyes que condena al inocente que no se puede defender, una ley que priva la protección de los seres más inocentes. El relativismo moral se está convirtiendo en el cáncer de la sociedad, que la está destruyendo y corrompiendo, el que una mayoría haya votado un si al aborto no quiere decir que sea bueno. No solo hay que luchar para que se defienda la vida, también para que se extingan las leyes que apoyan el aborto, no puede haber mayor disparate que un derecho al aborto, con estas leyes el ser vivo es visto como una cosa, queda cuestionado el ser humano, se dice quién y cuando se es persona. Es esta una cuestión que afecta el futuro del hombre y nuestra sociedad, no exagero, no tardará mucho en que la sociedad se avergüence de esto. El derecho a la vida es el más santo de los derechos, quien niega el derecho a la vida está en contra de la democracia y lleva a la sociedad a la sinrazón.
Nuestro obispo D. Ramón, después de dar gracias al conferenciante, nos invitó a unirnos a la SOLEMNE VIGILIA A FAVOR DE LA VIDA NACIENTE, que celebrará su Santidad Benedicto XVI en la Basílica de San Pedro, el sábado 27 de noviembre, siendo su deseo que a su vez se celebre en todas las Diócesis, en comunión con las parroquias, comunidades religiosas, Colegios de la Iglesia, asociaciones y movimientos de la Iglesia particulares. También nos recordó otra fecha importante, el 26 de diciembre, FIESTA DE LA SAGRADA FANILIA. Dos fechas para dar testimonio eclesial común a favor de la cultura de la vida y del amor.
Comenzó haciendo mención a la Encíclica de Juan Pablo II “Evangelium Vitae”, la cual fue recibida como una buena noticia que aconteció entre nosotros, una luz que iluminaba la oscuridad de una cultura de muerte. De nuestro actual Papa Benedicto XVII dice, que nadie habla con tanta fuerza del Evangelio de la Vida, apostando por la vida de toda persona humana, transmitiéndonos la alegría de ser hombre, de ser querido y amado por Dios.
La Iglesia no puede callar ante la multitud de seres humanos que están siendo aplastados, nunca, nunca en la vida ha ocurrido algo parecido. Son las campañas de los que no aman a los hombres los que nos esclavizan y quieren dominar. El Evangelio de la vida tiene que oírse, si se calla se debilita, hay que defender, amar y luchar por cada vida humana, sino todo lo que digamos de democracia y libertad serán palabrerías, solo habrá libertad y justicia si se respeta la vida. Nuevas amenazas atacan la vida humana en este siglo, guerras y terrorismo justificado por fines políticos, manipulación de embriones que son tratados como si no fueran hermanos nuestros, hombres que mueren de hambre, narcotráfico y drogas que destruyen a jóvenes, la vida de los no nacidos cada vez está más desamparada. Los que creemos en el hombre no podemos perder la esperanza, llegará un día en que nos avergoncemos de esta cultura de la muerte. Hay que ayudar a formar la conciencia, hay que luchar y rezar para que cambie las conciencias. Es necesario, urgentísimo formar la conciencia moral, ayudar a los jóvenes a ver la grandeza de la sexualidad y el amor. Solo un amor verdadero sabe custodiar la vida. La edificación del bien común no se puede realizar si no se custodia y apoya la vida, solo el respeto a la vida puede garantizar la democracia y la libertad. Hay que crear una nueva cultura del amor que pueda llegar a las raíces de la cultura de la muerte y vencerla. Los cristianos no nos podemos mantener en silencio, el aborto es una hecatombe que no puede dejar indiferente a la Iglesia, ¿cómo se puede hablar de derechos, cuando no se protege las vidas de los más inocentes?, cuando el Estado en vez de defender a los débiles, hace leyes que condena al inocente que no se puede defender, una ley que priva la protección de los seres más inocentes. El relativismo moral se está convirtiendo en el cáncer de la sociedad, que la está destruyendo y corrompiendo, el que una mayoría haya votado un si al aborto no quiere decir que sea bueno. No solo hay que luchar para que se defienda la vida, también para que se extingan las leyes que apoyan el aborto, no puede haber mayor disparate que un derecho al aborto, con estas leyes el ser vivo es visto como una cosa, queda cuestionado el ser humano, se dice quién y cuando se es persona. Es esta una cuestión que afecta el futuro del hombre y nuestra sociedad, no exagero, no tardará mucho en que la sociedad se avergüence de esto. El derecho a la vida es el más santo de los derechos, quien niega el derecho a la vida está en contra de la democracia y lleva a la sociedad a la sinrazón.
Nuestro obispo D. Ramón, después de dar gracias al conferenciante, nos invitó a unirnos a la SOLEMNE VIGILIA A FAVOR DE LA VIDA NACIENTE, que celebrará su Santidad Benedicto XVI en la Basílica de San Pedro, el sábado 27 de noviembre, siendo su deseo que a su vez se celebre en todas las Diócesis, en comunión con las parroquias, comunidades religiosas, Colegios de la Iglesia, asociaciones y movimientos de la Iglesia particulares. También nos recordó otra fecha importante, el 26 de diciembre, FIESTA DE LA SAGRADA FANILIA. Dos fechas para dar testimonio eclesial común a favor de la cultura de la vida y del amor.
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