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lunes, 30 de enero de 2017

SÉPTIMO DÍA DE NOVENA



NOVENA A NTRA. SRA. DE LA PAZ
30 DE ENERO, SÉPTIMO DÍA DE NOVENA

SALUDO INICIAL

V/. En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo.
R/. Amén.

V/. Que la paz del Señor esté con todo vosotros.
R/. Y con tu espíritu.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Gracias te damos Padre, por la Virgen de la Paz, Madre de tu Divino Hijo, Mujer dócil a tu Santo Espíritu.

Intercede por nosotros, pecadores, Madre de la Paz bendita para que podamos conseguir la paz verdadera que procede sólo de tu Hijo Jesucristo, Príncipe de la Paz.


Concédenos, Señor, por esta novena, espíritu de piedad, reflexión profunda, conversión de vida, renovación de la fe, deseos de santidad y un amor grande a Dios, a la Iglesia, y a los hermanos.

 Junto a la Virgen de la Paz, sea nuestra alabanza y gloria a Dios por los siglos de los siglos. Amén.

+ Virgen de la Paz, Hija de Dios Padre: Dios te salve María, llena eres de gracia….y Gloria.
+ Virgen de la Paz, Madre de Dios Hijo: Dios te salve María, llena eres de gracia….y Gloria.
+ Virgen de la Paz, Esposa de Dios Espíritu Santo: Dios te salve María, llena eres de gracia…y Gloria.

REFLEXIÓN

LA VIRGEN MARÍA, MADRE DE LA IGLESIA

“Jesús es el Hijo único de María, pero la maternidad espiritual de María se extiende a todos los hombre a los cuales, El vino a salvar: Dio a luz al Hijo, al que Dios constituyó el mayor de muchos hermanos, es decir, de los creyentes, a cuyo nacimiento y educación colabora con amor de madre.
El papel de María con relación a la Iglesia es inseparable de su unión con Cristo, deriva directamente de ella. Esta unión de la Madre con el Hijo en la obra de la salvación se manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo hasta su muerte. Se manifiesta particularmente en la hora de la pasión: Jesucristo, agonizando en la cruz, la dio como madre al discípulo amado con estas palabras: Mujer, ahí tienes a tu hijo.”
(CIC 501.964)

Virgen de la Paz, Madre de Dios y Madre nuestra, vela por nosotros en esta peregrinación hacia la casa del Padre, para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

(Reflexionamos unos minutos en silencio)

Madre y Reina de la Paz, te encomiendo con todo fervor y confianza la intención particular por la que ofrezco esta novena. Preséntala ante Jesucristo tu Hijo, mi Señor y Salvador. Si conviene y es para mayor gloria de Dios y bien nuestro que se cumpla y si no que sea la voluntad de Dios Padre en la tierra como en el cielo. Amén.

(En silencio presentamos la intención de la novena)

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Virgen de la Paz, Madre de amor, al asomarnos cada día al espejo limpísimo de tu vida, vemos reflejadas todas las virtudes y gracias que Dios te ha concedido, llenando así de paz nuestras vidas con tan hermosa luz.

Confiamos en tu eficaz mediación, para mantenernos fieles en la fe, a pesar de nuestras debilidades y pruebas, amando a Dios y al prójimo como Iglesia viva, construyendo el Reino de Dios, Reino de Paz, como es voluntad de tu Hijo Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

GOZOS DE LA VIRGEN DE LA PAZ

Para todos los días de novena:
Pues fuiste en paz engendrada
Para nuestra medianera,
Dadnos la paz verdadera,
Virgen de la paz sagrada.

Día séptimo de novena:
Vuestra estampa
En todo instante
Como tenemos probado
Es escudo del soldado
Y puerto del naufragante
Y el cansado caminante
También halla en ti posada
Dadnos la paz verdadera
Virgen de la paz sagrada.

CONCLUSIÓN

V/. Ave María Purísima
R/. Sin pecado concebida

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