El pasado domingo día 25 nos reunimos con un tema de estudio que nos hizo ahondar en nuestra forma de vivir como cristianos, “VIVIR LA VIDA DIARIA “. De nuevo el Padre Caffarel con sus escritos nos da las pautas y consejos para que el Evangelio penetre, poco a poco, toda nuestra vida y todas nuestras actividades; contemplando tres áreas importantes: la educación de los hijos, el trabajo y el tiempo libre.
En cuanto a la educación nos dice que el primer fin del matrimonio es tener hijos y hacer de ellos hijos de Dios. Que nuestros hijos son nuestro primer prójimo, que asegurar su educación es nuestra primera responsabilidad, y que la educación es, por encima de todo, una cuestión de amor. Nos habla de la gravedad que corre un hijo cuando en el hogar está el padre moralmente ausente. La acción del padre es insustituible para el desarrollo armónico de su inteligencia, de su discernimiento, de su afectividad, de su conciencia, de su vida religiosa, indispensable en una estructuración equilibrada de su personalidad humana y religiosa.
Después de la educación tenemos otro campo para evangelizar, es el de la actividad profesional. Nos habla del deber de competencia profesional. Como los laicos debemos vivir la caridad en nuestro propio estado de vida. Ser competente es, de hecho, amar a nuestros hermanos, es también amar a Dios, porque Dios confió en los hombres hasta el punto de tener necesidad de su cooperación. Amar a Dios es, además testimoniarlo. Pues, el cristiano competente es, en ciertos ambientes, el único testigo de Dios con autoridad.
Otro aspecto del que nos hace reflexionar es del tiempo de ocio ó vacaciones. ¿Está Dios presente en él?, ¿porqué tras las vacaciones se observa un bajo tono espiritual?, ¿será porque se abandonan, queriendo o sin querer, las prácticas religiosas? Este debilitamiento nos dice que es de orden interior. En vacaciones se dan vacaciones al amor, se toma como norma de vida: ¿Qué es lo que me place? No es que esté mal reposar, relajarse, hacer deporte….., es la intención: porque me place. De ahí la permanente atención a sí mismo, y por tanto la desatención a Dios y a los otros. Se da vacaciones al amor y el egoísmo asegura la interinidad, ahí está el error. No hay vacaciones para el amor, ¿acaso, dejáis de respirar en vacaciones? ¡No! Entonces no dejéis de amar, el amor es la respiración del alma.
Otro momento fuerte de la tarde fue la oración, en esta ocasión con el texto de, Ef. 4,17-24, del cual D. Mariano nos hizo la reflexión, comentándonos que este texto a pesar de tener más de 2.000 años, podría ser el reflejo del mundo que ahora vivimos, nos dijo que la” ignorancia y obstinación” es actual, personas que no conocen a Dios y se obstinan en no querer conocerlo, para no cambiar de actitud, y las que viven así tienen su consecuencia, mueren a la fe. Nos dijo que ante la ignorancia está el conocimiento de Dios, y ante la obstinación, conversión, y por consecuencia cambio de vida. También está el anti testimonio, los que viven como no creyentes. El ser cristiano se tiene que traducir en comportamiento y en obras. Para ello tenemos los medios que nos da la Iglesia, como son la oración, los sacramentos. También por ser el día de Buen Portor, pidió por el Papa que está sufriendo tantas mentiras y calumnias. Por todos los pastores que viven fielmente, por los que no viven así y para que surjan vocaciones al sacerdocio desde nuestras familias, que ellas puedan guiarles, y que las familias cristianas sean escuela de vocaciones.
La reunión transcurrió como de costumbre y terminamos con el rezo del Magnificat.
En cuanto a la educación nos dice que el primer fin del matrimonio es tener hijos y hacer de ellos hijos de Dios. Que nuestros hijos son nuestro primer prójimo, que asegurar su educación es nuestra primera responsabilidad, y que la educación es, por encima de todo, una cuestión de amor. Nos habla de la gravedad que corre un hijo cuando en el hogar está el padre moralmente ausente. La acción del padre es insustituible para el desarrollo armónico de su inteligencia, de su discernimiento, de su afectividad, de su conciencia, de su vida religiosa, indispensable en una estructuración equilibrada de su personalidad humana y religiosa.
Después de la educación tenemos otro campo para evangelizar, es el de la actividad profesional. Nos habla del deber de competencia profesional. Como los laicos debemos vivir la caridad en nuestro propio estado de vida. Ser competente es, de hecho, amar a nuestros hermanos, es también amar a Dios, porque Dios confió en los hombres hasta el punto de tener necesidad de su cooperación. Amar a Dios es, además testimoniarlo. Pues, el cristiano competente es, en ciertos ambientes, el único testigo de Dios con autoridad.
Otro aspecto del que nos hace reflexionar es del tiempo de ocio ó vacaciones. ¿Está Dios presente en él?, ¿porqué tras las vacaciones se observa un bajo tono espiritual?, ¿será porque se abandonan, queriendo o sin querer, las prácticas religiosas? Este debilitamiento nos dice que es de orden interior. En vacaciones se dan vacaciones al amor, se toma como norma de vida: ¿Qué es lo que me place? No es que esté mal reposar, relajarse, hacer deporte….., es la intención: porque me place. De ahí la permanente atención a sí mismo, y por tanto la desatención a Dios y a los otros. Se da vacaciones al amor y el egoísmo asegura la interinidad, ahí está el error. No hay vacaciones para el amor, ¿acaso, dejáis de respirar en vacaciones? ¡No! Entonces no dejéis de amar, el amor es la respiración del alma.
Otro momento fuerte de la tarde fue la oración, en esta ocasión con el texto de, Ef. 4,17-24, del cual D. Mariano nos hizo la reflexión, comentándonos que este texto a pesar de tener más de 2.000 años, podría ser el reflejo del mundo que ahora vivimos, nos dijo que la” ignorancia y obstinación” es actual, personas que no conocen a Dios y se obstinan en no querer conocerlo, para no cambiar de actitud, y las que viven así tienen su consecuencia, mueren a la fe. Nos dijo que ante la ignorancia está el conocimiento de Dios, y ante la obstinación, conversión, y por consecuencia cambio de vida. También está el anti testimonio, los que viven como no creyentes. El ser cristiano se tiene que traducir en comportamiento y en obras. Para ello tenemos los medios que nos da la Iglesia, como son la oración, los sacramentos. También por ser el día de Buen Portor, pidió por el Papa que está sufriendo tantas mentiras y calumnias. Por todos los pastores que viven fielmente, por los que no viven así y para que surjan vocaciones al sacerdocio desde nuestras familias, que ellas puedan guiarles, y que las familias cristianas sean escuela de vocaciones.
La reunión transcurrió como de costumbre y terminamos con el rezo del Magnificat.
No hay comentarios:
Publicar un comentario