+ BIENVENIDOS +

sábado, 3 de abril de 2010

HORA SANTA. REFLEXION.


Llega la noche, Jesús, en la que te marchas a orar. Invitas a tus amigos y también nos invitas a nosotros. Desde el principio escuchamos decir: “Yo sé bien quién eres, lo que has vivido, lo que has sufrido, lo que has llorado… ¡Vente esta noche conmigo y quédate a mi lado que yo también estoy sufriendo! ¡Te amo tanto que no puedo dejar de decírtelo! Quisiera que nunca me sintieras lejano, separado de ti. Quiero hacerme presente en cada instante de tu vida y me gustaría que esta noche te quedaras conmigo en este momento de dolor”. Ante esas bellas palabras, Jesús, sólo puedo decirte: Yo no soy nada, soy débil, soy “pobre”, meto la pata… si tú ya me conoces mejor que yo, ¿por qué sigues llamándome? ¿por qué me seduces cada vez que me encuentro contigo? ¿por qué me amas tanto? Y… de mi boca sólo sale lo que siente mi corazón: “Entraste muy dentro de mí, me tienes muy enganchada a ti y no quieres que me escape”. Tu mirada de dolor, Jesús, de sentir el mal que acecha nuestro mundo me conmueve. Ya sabes que siempre se busca la forma de hacer daño y ahora le ha tocado de nuevo a la Iglesia. No les ha gustado que luchemos y demos la cara por la defensa de la vida y… qué mejor que poner a relucir y decir injurias sobre la Iglesia. Pero tú, en esta noche de dolor, de oración también nos hablas: Confía, no temas. Confía y sigue caminando según yo te guíe. No pierdas la fe por muchas cosas que escuches. Es la cruz que toca llevar ahora. Es la cruz que debemos cargar. Pero es la cruz que debe ser árbol de vida ante el mundo. Recuerda, que EL AMOR NO DICE BASTA. SÓLO DA AMOR Y MÁS AMOR QUE NUNCA DICE BASTA”. Gracias Jesús, gracias a mi comunidad parroquial por esta hora de oración.
Antonia Ruiz Garcia. Filipense.

No hay comentarios: