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lunes, 9 de diciembre de 2013

CARTAS A JESÚS DE NAZARET



Carta tercera a Jesús de Nazaret  
Domingo 8 de Diciembre del 2013
Evangelio: Lucas 1, 26-38



¡T
e felicito, Señor! Te felicito por la madre que tienes. No por la madre que te tocó en suerte; sino por la que hiciste para ti, con la colaboración de tu Padre Dios y del Espíritu. Nosotros tenemos la madre que nos toca en suerte; tú, no. Tú la elegiste y la modelaste a tu gusto.

Si yo hubiese tenido esa oportunidad, lo hubiese hecho, sin duda. Cierto que estoy contento, muy contento, con la madre que me tocó en suerte. Pero tu Madre…..  Tu madre hubo de ser la mujer más santa, más bella, más inteligente y con los mejores valores humanos, jamás igualados.  ¿También la más bella? ¡También! Porque si el cuerpo es la envoltura del alma, el rostro el reflejo del alma y los ojos las ventanas por donde se asoma ese alma ¡qué guapa fue y es María, tu madre!.

Gracias, Jesús, por haberla hecho tan sencilla y humilde. Yo a pesar de ser tan poca cosa, me dirijo a ella y le hablo con toda confianza y sencillez.  No necesito verlo, y estoy seguro, que cuando me acerco a ella, sus ojos se vuelven hacia mí, tiernos y amantes; y sus oídos atentos y sin prisa.

Tengo tanta confianza en su corazón de madre, que desaparecen las sombras y miedos cuando pienso en su amor.

A veces, tengo miedo de ser más mariano que cristiano. Seguro que te sonríes, Señor. Porque es imposible ser mariano con fe correcta y no ser, cada vez, mejor cristiano.

Sé, Jesús, que tu madre es grande, santa y admirable, por ella misma, por sus méritos personales,: por su fe, por la vida limpia, que vivió, y por la manera admirable de soportar el sufrimiento que golpeó su corazón de mujer y madre.

Pero la razón mayor de ser lo que es, grandeza inalcanzable para otra criatura humana, es ser tu Madre, hija predilecta de tu Padre Dios, y esposa del Espíritu Santo.

Con afecto y adoración. Bartolomé Menor.

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