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lunes, 7 de septiembre de 2009

PEREGRINACIÓN A TIERRA SANTA (IV)


PEREGRINACIÓN A TIERRA SANTA

Ha transcurrido ya casi 2 semanas desde que finalizó la peregrinación a la tierra Santa que vió nacer, crecer, morir y resucitar a Jesús. Son muchos los momentos que desde aquí hemos vuelto a revivir y recordar. Ha sido una experiencia única, inolvidable, preciosa , que sin lugar a dudas ha marcado nuestra vida, en todos sus ámbitos, en cada circustancia, en los distintos avatares que se nos presenta en el día a día. Es maravilloso este aliento de aire fresco, renovador, que purifica nuestra alma y la fortalece. Aún queda en nuestras retinas ese primer amanecer en Galilea, tras un largo e intenso viaje de casi 14 horas, al despertar y asomarnos para observar el paisaje desde la habitación, nos encontrarnos con el lago Tiberiades. ¡Impresionante! Cada momento , cada celebración, cada acontecimiento, lo hemos vivido muy intensamente .Destacamos 4 momentos fuertes entre los muchos vividos, en los que de forma especial sentimos la presencia de Dios En Caná de Galilea renovamos las promesas matrimoniales , agradecimos a Dios estos maravillosos años compartidos y le pedimos que con la ayuda de María podamos cumplir ese “Haced lo que Él os diga” En el Monte Tabor pudimos gozar de un paisaje y una panorámica que facilitó e hizo posible trasladarnos a la época en la que Jesús transfigurado mostró su divinidad. Durante la eucaristía celebrada en la basílica ubicada en la cima del monte tuvimos presente y oramos especialmente por nuestra parroquia ( presidida por el cuadro de la Transfiguración y cuyo nombre procede de este pasaje bíblico) nos acercó a ella y pedimos por todos sus grupos, para que seamos siempre fieles a las enseñanzas de Jesús. En el lago Tiberiades, relizamos un inolvidable paseo en barco, en el que pudimos sentir como la Paz de Dios iba penetrando en nosotros, inundándonos con su Espíritu. En la Vía Dolorosa y en el Santo Sepulcro, acompañamos a Jesús en su angustia y sufrimiento, en el lugar en el que Jesús humillado y maltratado, recibió el desprecio por parte de aquellas personas que días antes lo aclamaban con palmas en la entrada a Jerusalén. Agotados por el cansancio y el calor percibimos la presencia de Jesús, que nos acompaña y ayuda en los momentos más difíciles de nuestra vida y nos invita a continuar y no desistir. Hemos disfrutado de bellos momentos de convivencia en los que hemos orado juntos, nos hemos formado con la ayuda de nuestro querido párroco D. Mariano y también del padre Sergio (joven franciscano chileno que lleva 17 años entregado a Dios en la tierra de Jesús), nos hemos reido y llorado. Destacamos la “comunión” vivida y experimentada entre todos y cada uno de los 50 personas que formábamos el grupo . Se ha generado un clima de total armonía en donde jóvenes, y adultos, al unísono, hemos convivido y compartido, en un ambiente de alegría y fraternidad. En la reflexión final todos hemos coincidido en afirmar que ha sido una gracia de Dios, un Don, el haber podido gozar de estos deliciosos días que nos han fortalecido tanto a nivel espiritual como humano. Damos gracias a Dios por todo ello y animamos a todos a realizar esta peregrinación al menos una vez en la vida, para así encontraros con los orígenes de nuestra fe.

Conchi y Ramón.

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