PRESENTACIÓN "CAPITEL 2009"

Desde el primer momento en que se me encargó esta tarea tuve claro que lo estructuraría en dos partes. La primera dedicada al resumen y comentario de los artículos que aparecen en el boletín, y la segunda sería una reflexión personal.
Me metía así en un terreno inexplorado para mí, pues en mis 20 años, nunca me habían dado una oportunidad como ésta. Para mí suponía un nuevo reto, que me llegaba en un momento en que el final de mis estudios me tiene muy agobiada. Pero siempre poniendo la confianza en el Señor llegué a la noche del viernes 27 de febrero.
El jueves y el viernes supusieron para mí días de mucha tensión, pues se me acababa el tiempo y todavía tenía mucho que hacer. Empecé a relajarme cuando el viernes, al mediodía, le enseñé a mi madre y a Dani lo que había escrito y ellos le dieron el visto bueno. Aunque tengo que decir, que me dieron algunos consejos para hacer algún retoque.
Por la tarde, estuve en misa a las 8, pues tenía que pedir a mi Cristo (el del Sagrario), que me enviara su Espíritu para que me guiara y para que todo saliera bien. No me cabe duda de que, en todo momento, durante los ratos delante del ordenador escribiendo lo que iba a decir y luego en la noche, cuando hice la presentación, el Espíritu Santo me estaba iluminando para que dijera lo que tenía que decir y de la manera adecuada. A las 8.40 subí la calle Campanario con paso firme, segura de mí misma y de que, gustara o no, lo que yo iba a decir era lo que pienso y lo que siento.
Cuando llegué a nuestra querida Casa de Hermandad empezaron a entrarme los nervios, pero allí estaban mis compañeros de la Junta de Gobierno que me demostraron su confianza en mí y que consiguieron no hacerme perder la calma. Muchas gracias. Una vez el Hermano Mayor, Bartolomé, empezó el acto y Fernando hizo la oración a nuestros Titulares, me sentí más relajada.
Los momentos que viví allí, delante de los hermanos, expresando mis sentimientos y mis pensamientos, no podría explicarlos. Intenté saborear cada minuto, viendo en sus caras, algunas emocionadas, los efectos de mis palabras. Después tuvimos un rato de convivencia en la sala de juntas, donde tomamos un refrigerio.
Muchas gracias a la Cofradía de la Columna y a su Junta de Gobierno por haber puesto su confianza en mí y haberme regalado esos momentos tan felices.
Que el Señor de la Columna y su Madre, María Santísima de las Lágrimas, nos acompañen siempre.

Fdo. Maria Angeles Morillas Martínez