Aparece de pronto una foto mía de cuando tuviera veintiún años, meses apenas antes de la enfermedad
El ideal...: grabar en mi interior una noble y divina figura: vivir con transparencia, ensancharse en el amor de los hombres. Mi ideal, concretado en la realidad tangible de Cristo. En consecuencia un sueño: ¡servirle de testimonio, portearle en mi persona con mi ejemplo! Mi ambición de momento, ésa: configurarme a su medida, darle a los demás en mí.
(Las golondrinas nunca saben la hora, p.23 y Cartas con la señal de la cruz, p. 21)
Padre Nuestro, Avemaria y Gloria
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