Dice Jesús: Mi deseo es que la ternura, la pura, hermosa y fragante ternura humana, la vistáis todos desde la mañana a la noche. Cuando llora el hijo de mantillas, vuestra mujer lo toma en brazos y se le esponja el corazón. Y es que una madre es una cosa de la que sale como fuego, como azúcar, como serenidad, como dicha, como alegría. Os voy a hacer un seguro de ternura para siempre...Estaréis pensando que lo que digo es bonito, pero difícil. ¡Y no! ¿Veis? Es esto: 'Os doy a mi Madre, que tiene el corazón como una montaña'; y se acabó.
(Mesa redonda con Dios, p. 223)
Padre Nuestro, Avemaria y Gloria
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