Con ojos de criatura no comprendo por qué has querido plantar en este barro una semilla de grandeza... Por eso quiero decirte que necesito, más que nada, de la humildad, de la reverencia de pensamiento para estar cayendo siempre en que lo que grana en esta vida es la divina flor de tu cariño, tu mano que se tiende y trabaja continuamente nuestro corazón.
(Mesa redonda con Dios p. 30)
Padre Nuestro, Avemaría y Gloria
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