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domingo, 24 de octubre de 2010

EQUIPOS DE NUESTRA SEÑORA BAEZA-1


El pasado domingo celebramos la primera reunión de este curso, donde vamos a ir trabajando y profundizando en cómo deben ser nuestras reuniones de equipo. En el primer tema se nos habla de “La mística de la reunión de equipo”. Una reunión de Equipos de Nuestra Señora no es una mera reunión humana; nos reunimos en nombre de Cristo, “Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” ( Mt. 12,20 ). Unidos a Cristo, un Equipo comparte el amor de Dios en la ayuda mutua,” Llevad las cargas de los otros” (Gal 6,2). Impulsado por el Espíritu de Cristo, un Equipo envía al mundo a sus miembros para que sean testimonio de ese amor:” Tenían un solo corazón y una sola alma”(Hch. 4,32).Así la mística de Equipos de Nuestra Señora es la presencia y la fuerza de Cristo que actúa en la comunidad del Equipo, que la impulsa a la ayuda mutua y al testimonio.
D. Mariano nos hizo la reflexión sobre el texto que nos sirvió para la oración de Hch. 2,1-4. El evangelio nos habla de un grupo de hombres temerosos de haber visto a Jesús muerto en la cruz, encerrados y temerosos como tú o como yo, donde veían que su aventura había llegado a su fin, sin esperanza. Pero cambió su vida, un soplo de viento y fuego que ardía, una voz que les transforma su vida que le empuja a salir y perder el temor. Es el Espíritu que ha obrado el milagro, aprenden ese lenguaje que solo Cristo sabe hablar. En el Monte Sinaí, todos podían oír a los Apóstoles hablar en su propia lengua, se bautizaron y creyeron; comienzo de la Iglesia y su misión, salir fuera y no quedarnos encerrados. Pentecostés es un comienzo, una andadura que tendrá su meta cuando nos encontremos con Dios, mientras tanto nos tiene que ayudar a caminar juntos, unidos en la oración sin desfallecer, en nuestro matrimonio, familia, comunidad, en nuestro Equipo, constantemente pidiendo a Dios lo que necesitamos. Si nosotros tenemos ese temor, la tentación de cerrar puertas y ventanas, desanimarnos en esta sociedad, necesitamos pedir al Espíritu Santo que nos ayude a salir a este mundo, que nos enseñe hablar lenguas extranjeras, para que el mundo nos entienda, esa gente que no tiene fe, para conectar con ellos en su lenguaje, para que encuentren la nueva ley del amor. Pedir sin cansarnos, aprender a orar como nos dice San Pablo a tiempo y a destiempo, a pedir justicia. No nos cansemos de ofrecernos a Dios día y noche, de abrazarnos a la cruz, no nos cansemos de acudir al gran sacramento de la Eucaristía, no nos cansemos de comunicar al mundo, hablar el lenguaje de Cristo, un lenguaje de amor y esperanza. En la presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La reunión la acabamos con la oración del Magníficat.

1 comentario:

JMRC dijo...

me ha gustado mucho el comentario y espero que sigais poniendo comentarios del evangelio para poder seguir leyendolos, ya que no puedo asistir a estos grupos familiares.