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sábado, 25 de febrero de 2012

EQUIPOS DE NUESTRA SEÑORA BAEZA-1


El pasado domingo nos reunimos de nuevo, y esta ocasión con un tema de estudio que preocupa bastante a la Iglesia, como es la ruptura de tantos matrimonios que terminan separándose y divorciándose, produciendo fuentes de dolor para los cónyuges o, al menos para uno de ellos, y casi siempre para los hijos.

El Movimiento nos hace un llamamiento a los matrimonios de Equipos de Nuestra Señora a ser “samaritanos” para curar a las parejas heridas y en crisis, a los separados, a los divorciados y a los divorciados vueltos a casar que estén en nuestro entorno. No tenemos ni remedios ni fórmulas mágicas para resolver sus problemas, pero podemos escucharlos sin juzgar, comprenderlos con empatía y estar dispuestos a acompañarlos.

A continuación hicimos la oración de equipo, en esta ocasión con el Salmo 135, durante la cual pusimos nuestras reflexiones, peticiones y acción de gracias que produjo este Salmo al tiempo de orarlo. D. Mariano para finalizar esta oración, nos hizo una exégesis del Salmo 135, nos dijo que era un salmo de alabanza y glorificación a Dios, pues comienza alabándolo y termina glorificándolo. Por lo tanto puede ayudar en la oración, como lo hemos hecho, a reconocer todos los motivos por los cuales podemos alabar a Dios en nuestra vida. Esa es la misión del género humano, participar de la alabanza y de la gloria de Dios. Y participaremos de su alabanza y su gloria en medida que lo reconozcamos en nuestra vida.

En el núcleo de este salmo hay una contraposición, de cómo era nuestro Dios y los dioses que rodeaban a Israel. Los que rodeaban a Israel eran muy vistosos, estaban relaciones con el sol, la tierra…El culto en los atrios se hacían muy al exterior, y eso contrataban con la fe de pueblo de Israel, que era a un Dios invisible y que no se le permite una representación de una imagen de Él. Se enfrentan a dos formas ver la vida, una religión en el espíritu, en una experiencia interna y misericordiosa de Dios, a una relación que es externa, con unas divinidades con múltiples de representaciones, estatuas en los templos, muy vistosas y muy atrayentes, ante una religión más austera que no permite todo este tipo de exterioridades. Eso lo critica el Pueblo de Israel porque “son hechura humana”, han salido de la mano del hombre, y aunque tienen ojos, boca, oídos, son una apariencia, son sordos y mudos, no tienen aliento, no tienen vida, están muertos. Sin embargo en contraposición, el Dios de Israel, es un Dios libertador, un Dios comprometido con el hombre y con su historia.

Este salmo hace un repaso de la Historia de la Salvación, la primera Pascua judía, el paso de la esclavitud de Egipto, a la libertad de los hijos de Dios. Dios se manifiesta como Dios de Israel constituyéndolo como pueblo libre, y los envía a esa tierra que había prometido a los patriarcas. Tienen experiencia de un Dios libertador que ha estado presente de generación en generación. Sin embargo todos los ídolos de los pueblos circundantes nos los salva ni libera, sino que esclavizan y hacen que el hombre no se encuentre verdaderamente con Dios. Confía en ellos dice el salmo pero no les responde ni les salva.

Este salmo nos tiene que ayudad a amar y bendecir a Dios por todo lo que hace en nuestra vida, y ver cómo ha estado presente en la historia de la humanidad, haciendo de esa historia una historia de salvación. Y especialmente en el momento más importante, cuando el mismo Dios se encarna, se hace hombre, uno de nosotros, viene a rescatarnos, viene a salvarnos y ya no a través de prodigios, sino a través de la misma presencia de Dios, que vemos como perdonando, salvando al mundo, da una nueva esperanza, una forma nueva de ver la vida y de vivir la fe. Y no individualmente, sino como pueblo de Dios fundado por Jesucristo en la Iglesia, que es para nosotros El Cuerpo Místico de Cristo, que es nuestra forma de vivir nuestra pertenencia a Dios como pueblo. Todo ello es motivo para dar gracias a Dios que sigue presente hasta el día de hoy en nuestra Iglesia, en nuestra vida. Y vamos viendo como nos va salvando de nuestros pecados, nuestras esclavitudes, nuestras dificultades.

Terminamos la reunión con la oración del Magnificat.

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