Carta
segunda a Jesús de Nazaret.
Domingo 1 de diciembre del 2013
Evangelio: Mateo 24, 37-44
Señor:
H
|
e leído lo que me dices en el
evangelio de hoy. (Mateo, 24, 37-44)
Como a
creyente, me recuerdas lo que sucedió a la Humanidad en los tiempos remotos de
Noé. Los hombres y mujeres de entonces,
vivían ajenos a la catástrofe que se acercaba a pasos de gigante. Solo se
salvaron Noé y su familia.
Con otros
hechos de nuestro diario vivir, también me avisas. Hay ladrones que acechan
nuestros bienes. Aprovechan la oscuridad de la noche, o nuestro frecuente
despiste, para actuar.
Lo más
grave es que, no solo se pueden llevar nuestros bienes, sino incluso
arrebatarnos la vida.
Tu sabes,
Jesús, mejor que yo, lo que dice la sabiduría popular:”Nadie escarmienta en
cabeza ajena”; o aquello de “que el hombre es el animal que tropieza dos veces
en la misma piedra”.Sí, claro: Tu lo sabes. Pero, a pesar de ello, no dejas de avisarme. ¡Gracias!
Es muy
difícil mantener la vela por largo tiempo- Los hombres de hoy hemos descubierto
unos aparatitos que nos avisan mientras dormimos o nos descuidamos. Los
llamamos “alarma”.
En otras
de tus advertencias, he entendido que me indicabas poner estas alarmas en mi
vida. Así lo he interpretado cuando me hablabas de abrir el corazón al amor.
El peor
ladrón es el egoísmo. La mejor alarma para detectarlo en cualquier minuto de
la vida, es el corazón, porque el
corazón nunca duerme.
Entiendo que me dices en
el evangelio de hoy, que VIVIR CON EL CORAZÓN ABIERTO A TODO
EL QUE SE ACERCA A MÍ, SOBRE TODO SI VIENE NECESITADO, ES TENER MI PUERTA
ABIERTA A TI. Y TÚ, JESÚS, ERES LA SEGURIDAD TOTAL A TODOS LOS PELIGROS DE LA
VIDA.
Con afecto y adoración.
Bartolomé Menor.
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