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martes, 20 de noviembre de 2018

COMUNICADO DEL SECRETARIADO EPISCOPAL DE MIGRACIONES

ORIENTACIONES PASTORALES PARA LA ACOGIDA DEL INMIGRANTE Y REFUGIADO EN LA CAMPAÑA DE LA ACEITUNA. 2018- 2019
Querida comunidad diocesana:
Desde el Secretariado Episcopal de Migraciones, en comunión con Cáritas Diocesana, queremos haceros llegar un mensaje de ánimo y algunas orientaciones en estas fechas cercanas ya a la campaña de la aceituna en nuestra tierra, en la que muchas personas temporeras, la mayoría inmigrantes, se desplazan a Jaén para trabajar en nuestros campos.

Esta realidad no es nueva porque llevamos ya 20 años en que gracias a la mano de obra extranjera es posible recoger el fruto del olivar y extraer ese aceite tan preciado que da identidad a nuestra provincia, la de mayor densidad de olivos del mundo.
La respuesta de acogida que desde la Iglesia hemos venido dando ha sido, a nuestro modo de ver, ejemplar. Poniendo en juego una importante diversidad de recursos humanos y materiales en todos los rincones de la Diócesis, especialmente desde las Cáritas Parroquiales: reparto de alimentos y mantas, transporte, comedores sociales, albergues, búsqueda de vivienda, mediación y colaboración con la Administración, con los empresarios, etc., son algunos ejemplos.
Creemos que con el paso de los años se han ido adquiriendo buenas prácticas, fruto de la experiencia y de la mayor conciencia de cuál es la labor de Cáritas y la misión de la Iglesia en la acogida a la persona inmigrante, viendo en ella el mismo rostro de Cristo que nos visita (“Porque fui extranjero y me acogisteis -Mt 25, 35-).
Sin embargo, urgidos por el Evangelio y el Espíritu del Señor, y caminando en ese sueño misionero de llegar a todos, que unifica el Plan Pastoral de la Diócesis, inmersos en este año de la Evangelización, no podemos conformarnos y debemos buscar siempre ir más allá.
Es por esta razón que queremos transmitiros algunas orientaciones pastorales para la acogida, que detallamos a continuación, a la luz del Magisterio de la Iglesia:
1. No debemos ver a la persona inmigrante que viene como un extraño y menos como una amenaza. El Papa Francisco nos recuerda que cada forastero que llama a nuestra puerta es una ocasión de encuentro con Jesucristo, que se identifica con el extranjero acogido o rechazado en cualquier época de la historia (Mensaje Jornada Mundial de las Migraciones 2018)
2. La respuesta común que debemos dar, junto con todas las personas de buena voluntad, podría resumirse, según nos dice el Santo Padre, en cuatro verbos: ACOGER, PROTEGER, PROMOVER E INTEGRAR. Tratando de aplicarlos en nuestro contexto podríamos indicar lo siguiente:
3. ACOGER: Debemos facilitar el trato en igualdad con la persona migrante que nos visita. Salir a su encuentro, comunicarnos, interesarnos por su vida, hacerle sentir que no es un extraño. Es el primer paso y muy fundamental.
4. PROTEGER: Debemos saber detectar y defender a la persona inmigrante ante situaciones de injusticia, explotación o trato degradante, en relación al trabajo, vivienda o cualquier otra circunstancia, asesorándonos convenientemente para dar la respuesta más adecuada.
5. PROMOVER: La persona inmigrante debe sentirse, reconocida y valorada, no sólo como mano de obra, sino en su propia riqueza personal, cultural y religiosa. Mediar con la Administración, empresarios o cualquier otra entidad, para que tenga acceso a clases de español, a guardería o colegio si vienen familias con menores, a vivienda y trabajo dignos, servicios sociales, sanitarios, religiosos, etc. Teniendo, en ciertos casos, el coraje de responder como comunidad cristiana allí donde los recursos públicos no llegan.
6. INTEGRAR: La llegada de inmigrantes representa una oportunidad de crecimiento, tanto para las comunidades locales como para los recién llegados, siendo el encuentro entre culturas diferentes fuente de enriquecimiento mutuo . Por tanto, en la medida de lo posible, se deben propiciar espacios de intercambio cultural, donde se crezca en conocimiento, confianza y afecto. El tiempo de Navidad, vivido desde la alegría profunda de un Dios que se hace humano, pobre y emigrante, podrían ser una buena oportunidad para ello. 
Como podéis ver, a pesar de todos los pasos que hemos dado en este proceso de acogida e integración del inmigrante a lo largo de estos años, los retos que nos plantea la Iglesia en actitud misionera, el Kairós que representa las migraciones contemporáneas a nivel global, y el mismo impulso del Espíritu que nos mueve a la búsqueda del rostro de Dios en lo persona migrante y refugiada, nos desinstala interiormente, haciendo creativa y fraterna nuestra respuesta, cuando nos ponemos primero a la escucha de su Palabra
En este sentido, no podemos perder de vista que nos encontramos históricamente en un momento crucial, donde las migraciones forzosas, provocadas por la cultura del “descarte” o provocadas por un deterioro de la “casa común” (refugiados climáticos) , se ha cobrado ya en el Mediterráneo la vergonzosa cifra de 10 mil personas en los últimos 3 años (1.800, que se conozcan, en el último año). Pensemos, que muchas de las personas que vienen a nuestra tierra pueden traer a sus espaldas la cruz de este camino, que gobiernos y leyes injustas han colocado sobre sus hombros. Depende de nosotros promover una cultura del encuentro, nos va en ello nuestro propio ser cristiano.
Finalmente, desde el Secretariado de Migraciones, queremos expresaros que nuestra labor de animación pastoral para toda la Diócesis en relación el colectivo de migrantes y refugiados, también la trata de personas y menores en riesgo de exclusión, quiere hacerse más cercana a las parroquias, para ello estamos elaborando un proyecto de formación de agentes de pastoral de migraciones, conjuntamente con Cáritas Diocesana, y una guía de recursos, de modo que podamos ofreceros herramientas de acción para abordar esta realidad. Creemos urgente sensibilizar a nuestras comunidades frente a la oleada de racismo y xenofobia contra el inmigrante que es creciente en toda Europa y América, y que están trayendo consecuencias desastrosas para la convivencia y la paz mundial.

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