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martes, 14 de mayo de 2013

HOMILIA SOLEMNIDAD DE LA ASCENSION DEL SEÑOR



SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
BENDICIÓN DE LA NUEVA IMAGEN DE LA VIRGEN DEL ROCÍO, ENVÍO DE ROMEROS AL CAMINO Y BAUTISMO DE ENRIQUE Y CARMEN.

Queridos hermanos:
En las primeras vísperas de la Solemnidad de la Ascensión del Señor y después de haber escuchado con atención la divina liturgia de la Palabra respondemos al Señor con agradecimiento y con el deseo de ser fieles y obedecer a Dios siendo testigos del Evangelio.
El Señor nos bendice y nos envía para que en su nombre sea evangelizado el mundo entero. No podemos ni debemos quedarnos mirando al cielo esperando la venida definitiva del Señor sin aportar nosotros nada, sin implicarnos en la transformación del mundo.

La Iglesia, en el camino hacia el Reino de Dios es activa, viva y operante, movida con la fuerza del Espíritu Santo como celebraremos el próximo domingo en la Fiesta Solemne de Pentecostés.

En el camino no vamos solos.  Además de muchos hermanos y hermanas que compartimos la misma Fe, contamos con la intercesión protectora y materna de la Virgen María. Ella nos guarda en su corazón de Madre y ruega al Señor por nosotros, pobres pecadores, y así la tenemos como Madre y Maestra.

En esta tarde, la contemplamos y la veneramos con el nombre de Virgen del Rocío en esta pequeña pero hermosa imagen del artista cordobés Antonio Bernal que se convirtiéndose  en el centro del simpecado de Baeza en un futuro próximo.
A continuación la vamos a bendecir para que desde hoy quede a exposición pública a todos los devotos de nuestra hermandad y todos los que quieran honrarla en esta advocación.

Junto con la bendición de la imagen de la Virgen del Rocío, vamos a enviar y bendecir a nuestros hermanos peregrinos que el lunes comienzan el camino. Os recuerdo que toda peregrinación tiene una doble misión. Por un lado el deseo vivo de conversión al Señor y por otro, la oportunidad del encuentro con el Señor en la oración, en la Eucaristía y en la fraternidad compartida. No perdáis la ocasión de dar testimonio de vuestra fe y a la vez la oportunidad de dejaos evangelizar.
Os deseo un feliz camino y aun más feliz la llegada a la meta, de la mano de la Virgen del Rocío el encuentro con el Espíritu Santo el domingo de Pentecostés.

Otro camino comienzan esta tarde dos hermanos nuestros, Enrique y Carmen que van a ser bautizados. Aquí sois sus padres y padrinos piedras claves y fundamentales en su educación, en la transmisión de la fe en el camino de la vida y en el seno de la familia cristiana, Iglesia doméstica. Es el compromiso que acabáis de hacer hace un momento, el estar dispuestos a educar en la fe, no sólo con la palabra sino también con las obras y con la vida.
Que la Virgen del Rocío, Madre y Reina de la Familia interceda por vosotros y que estos niños no olviden nunca, que entraron en la vida cristiana y en la Iglesia el mismo día que entró la imagen de la Virgen del Rocío en nuestra parroquia de El Salvador. Quedan asociados a Ella como hijos de María y los consagramos al corazón de la Virgen del Rocío, que es su propio Hijo Jesucristo.

El evangelio de este domingo de la Ascensión terminaba diciendo que los discípulos se volvieron con gran alegría y que estaban siempre bendiciendo a Dios.
Pues pido al Señor, queridos rocieros, queridos hermanos que hacéis el camino, queridos padres y padrinos, queridos todos los que estáis hoy aquí, que sea esta nuestra disposición, que sea este el fruto de esta celebración de la Eucaristía: Alegría, gozo, alabanza, bendición a Dios. Y que de este inmenso amor agradecido surjan deseos de ser misioneros, evangelizadores, testigos del Señor en este mundo para llenarlo de esperanza, especialmente a los que viven en tristeza, en angustia o en sombras de muerte.
Dios asciende entre aclamaciones al cielo y nosotros lo celebramos en la tierra con alegría. Bendigamos al Señor y que así sea.

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