Comienza este año 2016 en Baeza, el Año de la Misericordia, celebrando la Hermandad de "Las Escuelas" en la Capilla universitaria de San Juan Evangelista, la Solemnidad de Santa María Madre de Dios.
Este pasado viernes 1 de
enero, a las 19:30 horas, la Hermandad convocaba a sus hermanos, e
invitaba a los fieles en general, a celebrar por primera vez la
Solemnidad de Santa María Madre de Dios en honor de su amantísima
Titular Mª Stma. Madre de Dios en su Limpia, Pura e Inmaculada
Concepción. El culto comenzaba con el Rezo del Santo Rosario seguido de
la entonación del Akáthistos y finalizaba con una Salve Solemne.
La
Solemnidad de Santa María Madre de Dios es la primera Fiesta Mariana
que se celebró en la Iglesia Occidental, su celebración se comenzó a dar
en Roma hacia el siglo VI, probablemente junto con la dedicación –el 1º
de enero– del templo “Santa María Antigua” en el Foro Romano, una de
las primeras iglesias marianas de Roma.
La
antigüedad de la celebración mariana se constata en las pinturas con el
nombre de “María, Madre de Dios” (Theotókos) que han sido encontradas
en las Catacumbas o antiquísimos subterráneos que están cavados debajo
de la ciudad de Roma, donde se reunían los primeros cristianos para
celebrar la Misa en tiempos de las persecuciones.
Más
adelante, el rito romano celebraba el 1º de enero la octava de Navidad,
conmemorando la circuncisión del Niño Jesús. Tras desaparecer la
antigua fiesta mariana, en 1931, el Papa Pío XI, con ocasión del XV
centenario del concilio de Éfeso (431), instituyó la Fiesta Mariana para
el 11 de octubre, en recuerdo de este Concilio, en el que se proclamó
solemnemente a Santa María como verdadera Madre de Cristo, que es
verdadero Hijo de Dios; pero en la última reforma del calendario –tras
el Concilio Vaticano II– se trasladó la fiesta al 1 de enero, con la
máxima categoría litúrgica, de solemnidad, y con título de Santa María,
Madre de Dios.
De
esta manera, esta Fiesta Mariana encuentra un marco litúrgico más
adecuado en el tiempo de la Navidad del Señor; y al mismo tiempo, todos
los católicos empezamos el año pidiendo la protección de la Santísima
Virgen María.
El Concilio de Éfeso
En
el año de 431, el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era
Madre de Dios, afirmando: “¿Entonces Dios tiene una madre? Pues entonces
no condenemos la mitología griega, que les atribuye una madre a los
dioses”. Ante ello, se reunieron los 200 obispos del mundo en Éfeso –la
ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años– e iluminados por
el Espíritu Santo declararon: “La Virgen María sí es Madre de Dios
porque su Hijo, Cristo, es Dios”. Y acompañados por todo el gentío de la
ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran
procesión cantando: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros
pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”.
Asimismo,
San Cirilo de Alejandría resaltó: “Se dirá: ¿la Virgen es madre de la
divinidad? A eso respondemos: el Verbo viviente, subsistente, fue
engendrado por la misma substancia de Dios Padre, existe desde toda la
eternidad… Pero en el tiempo él se hizo carne, por eso se puede decir
que nació de mujer”.
Madre del Niño Dios
“He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra”
Es
desde ese fiat, hágase que Santa María respondió firme y amorosamente
al Plan de Dios; gracias a su entrega generosa Dios mismo se pudo
encarnar para traernos la MISERICORDIA, que nos libra de las heridas del
pecado.
La
doncella de Nazareth, la llena de gracia, al asumir en su vientre al
Niño Jesús, la Segunda Persona de la Trinidad, se convierte en la Madre
de Dios, dando todo de sí para su Hijo; vemos pues que todo en ella
apunta a su Hijo Jesús.
Es
por ello, que María es modelo para todo cristiano que busca día a día
alcanzar su santificación. En nuestra Madre, la Inmaculada Siempre
Virgen María, encontramos la guía segura que nos introduce en la vida de
Cristo, ayudándonos a lllenarnos de Él y poder decir como el Apóstol
“vivo yo más no yo, es Cristo quien vive en mí”.
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