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jueves, 11 de abril de 2013

CARTA PASTORAL ORACIÓN POR LAS VOCACIONES EN EL AÑO DE LA FE



LAS VOCACIONES SIGNO DE ESPERANZA FUNDADA SOBRE LA FE

 Queridos fieles diocesanos:

1. El próximo domingo, día 21 de abril, celebramos en toda la Iglesia la 50 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, bajo el lema que figura en el encabezamiento.
Bien merece destacar con agradecimiento, el aniversario de esta jornada, instituida por el Papa Pablo VI, hace ya cincuenta años.
En el Mensaje del querido Papa Emérito, Benedicto XVI, refiriéndose a este efemérides podemos leer, que “ha favorecido… un fuerte empeño por situar cada vez más en el centro de la espiritualidad, de la acción pastoral y de la oración de los fieles, la importancia de las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada”.
Se adjunto a esta carta el expresado Mensaje, que tiene fecha de 6 de octubre de 2012.

2. Como es lógico el lema de la jornada para este año guarda relación directa con el Año de la Fe, que estamos celebrando. La fe es fuente de esperanza y, como sabemos, fe y esperanza están estrechamente unidas, por eso se contemplan estas vocaciones específicas, dentro del Pueblo de Dios, como signos de esperanza fundados en la fe.
Leemos, en efecto, en el Mensaje para la jornada, que nuestra esperanza se fundamenta “en la fidelidad de Dios… Dios no nos deja nunca solos y es fiel a la palabra dada… tener esperanza es confiar en el Dios fiel”.
Y ¿en qué consiste la fidelidad de Dios, en la que se puede confiar con firme esperanza?, se pregunta el Papa Emérito, para responder: “en el amor”. Su amor es el que “nos alienta y nos hace esperar en el camino de la vida y en el futuro, nos hace tener confianza en nosotros mismos y en los demás”. Nunca desesperar, al contrario, Cristo resucitado nos acompaña.
Y concluye el Papa Ratzinger: Hoy también “Jesús Resucitado pasa a través de los caminos de la vida… También hoy llama a seguirlo y, esta llamada, puede llegar en cualquier momento. También ahora Jesús repite: `Ven y sígueme’(Mt 10,21)”. Pero  para responder a esta invitación, advierte asimismo, que “es necesario dejar de elegir por sí mismo su propio camino. Seguirle significa: sumergir la propia voluntad en la voluntad de Jesús, darle la precedencia, ponerlo en primer lugar frente a todo lo que forma parte de nuestra vida”: Pienso que no puede decirse mejor.

3. Las vocaciones sacerdotales y religiosas siempre han sido objeto de especial cuidado y preocupación por parte de la Iglesia. Lo son en nuestra Diócesis, como bien sabemos todos.
Dos aspectos quisiera destacar del Mensaje del Papa, finalmente, sobre este particular:
Primero: Tengamos siempre muy presente que estas vocaciones nacen desde el encuentro personal y duradero con Cristo, desde la plena confianza en Él, desde la experiencia de una fe entendida como esperanza firme en su amor. Estas vocaciones vienen de Dios y, por eso, lo primero es nuestra oración y súplica ante el Señor, ante el Dueño de la Mies. No se trata de reclutar personas mediante estrategias humanas. El único camino eficaz es pedírselas al Señor, con plena confianza y de forma insistente.
Segundo: Destaquemos, como lo hace Benedicto XVI, que, esto no obstante, también en el campo vocacional hemos de tener muy presentes las mediaciones. El Papa Emérito señala dos, en concreto: La Comunidad cristiana y los sacerdotes.
La Comunidad: en cuanto que “ayuda a mirar con particular confianza y esperanza al futuro de la Iglesia y a su tarea de evangelización”.
Los Sacerdotes: para “acompañar a los jóvenes como compañeros de viaje, para ayudarles a reconocer, en el camino a veces tortuoso y oscuro de la vida, a Cristo, camino, verdad y vida (cf. Jn 14, 6), para proponerles con valentía evangélica la belleza del servicio a Dios, a la comunidad cristiana y a los hermanos.  Sacerdotes que muestren la fecundidad de una tarea entusiasmante, que confiere un sentido de plenitud a la propia existencia, por estar fundada sobre la fe en Aquel que nos ha amado en primer lugar (cf. Jn 4, 19)”.
La familia es, también, otro de los pilares fundamentales a favor de estas vocaciones, desde su cultivo y apoyo, hasta su generosidad a favor de la entrega de sus hijos al servicio de Dios y de la Iglesia. Siempre, luego, son muy recompensados, de ordinario ya incluso en esta vida.

4. Oremos juntos ante el Señor por estas vocaciones, no sólo en esta jornada anual sino incluso diariamente.
Secundemos las constantes sugerencias e invitaciones de la Delegación Episcopal Diocesana para las Vocaciones, al tiempo que agradecemos su ilusión y constancia en sus propuestas y acciones.
Son muchas las Parroquias y Comunidades que destacan esta oración ante el Santísimo Sacramento una vez por semana. También las animamos en su empeño, pues llegarán sus frutos y expresamos nuestro deseo de que se unan a este clamor otras comunidades.
Abramos, como Comunidad Diocesana, estos caminos a corazones generosos, que los hay siempre, para que libremente tomen la decisión de ser testigos fieles del amor de Dios entre los hombres desde la entrega generosa de sus vidas a disposición del Señor y de su Iglesia.

Con mi afecto en el Señor, les bendice.


                                                                                              X Ramón del Hoyo López
                                                                                                  Obispo de Jaén       

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