SOLEMNIDAD DE LA
ASCENSIÓN DEL SEÑOR
BENDICIÓN DE LA NUEVA
IMAGEN DE LA VIRGEN DEL ROCÍO, ENVÍO DE ROMEROS AL CAMINO Y BAUTISMO DE ENRIQUE
Y CARMEN.
Queridos hermanos:
En las primeras
vísperas de la Solemnidad de la Ascensión del Señor y después de haber
escuchado con atención la divina liturgia de la Palabra respondemos al Señor
con agradecimiento y con el deseo de ser fieles y obedecer a Dios siendo
testigos del Evangelio.
El Señor nos bendice y
nos envía para que en su nombre sea evangelizado el mundo entero. No podemos ni
debemos quedarnos mirando al cielo esperando la venida definitiva del Señor sin
aportar nosotros nada, sin implicarnos en la transformación del mundo.
La Iglesia, en el
camino hacia el Reino de Dios es activa, viva y operante, movida con la fuerza
del Espíritu Santo como celebraremos el próximo domingo en la Fiesta Solemne de
Pentecostés.
En el camino no vamos
solos. Además de muchos hermanos y
hermanas que compartimos la misma Fe, contamos con la intercesión protectora y
materna de la Virgen María. Ella nos guarda en su corazón de Madre y ruega al
Señor por nosotros, pobres pecadores, y así la tenemos como Madre y Maestra.
En esta tarde, la
contemplamos y la veneramos con el nombre de Virgen del Rocío en esta pequeña
pero hermosa imagen del artista cordobés Antonio Bernal que se
convirtiéndose en el centro del
simpecado de Baeza en un futuro próximo.
A continuación la
vamos a bendecir para que desde hoy quede a exposición pública a todos los
devotos de nuestra hermandad y todos los que quieran honrarla en esta
advocación.
Junto con la bendición
de la imagen de la Virgen del Rocío, vamos a enviar y bendecir a nuestros
hermanos peregrinos que el lunes comienzan el camino. Os recuerdo que toda
peregrinación tiene una doble misión. Por un lado el deseo vivo de conversión
al Señor y por otro, la oportunidad del encuentro con el Señor en la oración,
en la Eucaristía y en la fraternidad compartida. No perdáis la ocasión de dar
testimonio de vuestra fe y a la vez la oportunidad de dejaos evangelizar.
Os deseo un feliz
camino y aun más feliz la llegada a la meta, de la mano de la Virgen del Rocío
el encuentro con el Espíritu Santo el domingo de Pentecostés.
Otro camino comienzan
esta tarde dos hermanos nuestros, Enrique y Carmen que van a ser bautizados.
Aquí sois sus padres y padrinos piedras claves y fundamentales en su educación,
en la transmisión de la fe en el camino de la vida y en el seno de la familia
cristiana, Iglesia doméstica. Es el compromiso que acabáis de hacer hace un momento,
el estar dispuestos a educar en la fe, no sólo con la palabra sino también con
las obras y con la vida.
Que la Virgen del
Rocío, Madre y Reina de la Familia interceda por vosotros y que estos niños no
olviden nunca, que entraron en la vida cristiana y en la Iglesia el mismo día
que entró la imagen de la Virgen del Rocío en nuestra parroquia de El Salvador.
Quedan asociados a Ella como hijos de María y los consagramos al corazón de la
Virgen del Rocío, que es su propio Hijo Jesucristo.
El evangelio de este
domingo de la Ascensión terminaba diciendo que los discípulos se volvieron con
gran alegría y que estaban siempre bendiciendo a Dios.
Pues pido al Señor,
queridos rocieros, queridos hermanos que hacéis el camino, queridos padres y
padrinos, queridos todos los que estáis hoy aquí, que sea esta nuestra
disposición, que sea este el fruto de esta celebración de la Eucaristía:
Alegría, gozo, alabanza, bendición a Dios. Y que de este inmenso amor
agradecido surjan deseos de ser misioneros, evangelizadores, testigos del Señor
en este mundo para llenarlo de esperanza, especialmente a los que viven en
tristeza, en angustia o en sombras de muerte.
Dios asciende entre
aclamaciones al cielo y nosotros lo celebramos en la tierra con alegría.
Bendigamos al Señor y que así sea.
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