LAS
VOCACIONES SIGNO DE ESPERANZA FUNDADA SOBRE LA FE
Queridos
fieles diocesanos:
1.
El próximo domingo, día 21 de abril,
celebramos en toda la Iglesia la 50
Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, bajo el lema que figura en
el encabezamiento.
Bien
merece destacar con agradecimiento, el aniversario de esta jornada, instituida
por el Papa Pablo VI, hace ya cincuenta años.
En
el Mensaje del querido Papa Emérito, Benedicto XVI, refiriéndose a este
efemérides podemos leer, que “ha
favorecido… un fuerte empeño por situar cada vez más en el centro de la
espiritualidad, de la acción pastoral y de la oración de los fieles, la
importancia de las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada”.
Se
adjunto a esta carta el expresado Mensaje, que tiene fecha de 6 de octubre de
2012.
2.
Como es lógico el lema de la jornada para este año guarda relación directa con
el Año de la Fe, que estamos celebrando. La fe es fuente de esperanza y, como
sabemos, fe y esperanza están estrechamente unidas, por eso se contemplan estas
vocaciones específicas, dentro del Pueblo de Dios, como signos de esperanza
fundados en la fe.
Leemos,
en efecto, en el Mensaje para la jornada, que nuestra esperanza se fundamenta “en la fidelidad de Dios… Dios no nos deja
nunca solos y es fiel a la palabra dada… tener esperanza es confiar en el Dios
fiel”.
Y
¿en qué consiste la fidelidad de Dios, en la que se puede confiar con firme
esperanza?, se pregunta el Papa Emérito, para responder: “en el amor”. Su amor es el que “nos
alienta y nos hace esperar en el camino de la vida y en el futuro, nos hace
tener confianza en nosotros mismos y en los demás”. Nunca desesperar, al
contrario, Cristo resucitado nos acompaña.
Y
concluye el Papa Ratzinger: Hoy también “Jesús
Resucitado pasa a través de los caminos de la vida… También hoy llama a
seguirlo y, esta llamada, puede llegar en cualquier momento. También ahora
Jesús repite: `Ven y sígueme’(Mt 10,21)”. Pero para responder a esta invitación, advierte
asimismo, que “es necesario dejar de
elegir por sí mismo su propio camino. Seguirle significa: sumergir la propia
voluntad en la voluntad de Jesús, darle la precedencia, ponerlo en primer lugar
frente a todo lo que forma parte de nuestra vida”: Pienso que no puede
decirse mejor.
3.
Las vocaciones sacerdotales y religiosas siempre han sido objeto de especial
cuidado y preocupación por parte de la Iglesia. Lo son en nuestra Diócesis,
como bien sabemos todos.
Dos
aspectos quisiera destacar del Mensaje del Papa, finalmente, sobre este
particular:
Primero:
Tengamos siempre muy presente que estas vocaciones nacen desde el encuentro
personal y duradero con Cristo, desde la plena confianza en Él, desde la
experiencia de una fe entendida como esperanza firme en su amor. Estas
vocaciones vienen de Dios y, por eso, lo primero es nuestra oración y súplica ante el Señor, ante
el Dueño de la Mies. No se trata de reclutar personas mediante estrategias
humanas. El único camino eficaz es pedírselas al Señor, con plena confianza y
de forma insistente.
Segundo:
Destaquemos, como lo hace Benedicto XVI, que, esto no obstante, también en el
campo vocacional hemos de tener muy presentes las mediaciones. El Papa Emérito señala dos, en concreto: La
Comunidad cristiana y los sacerdotes.
La Comunidad:
en cuanto que “ayuda a mirar con
particular confianza y esperanza al futuro de la Iglesia y a su tarea de
evangelización”.
Los Sacerdotes:
para “acompañar a los jóvenes como
compañeros de viaje, para ayudarles a reconocer, en el camino a veces tortuoso
y oscuro de la vida, a Cristo, camino, verdad y vida (cf. Jn 14, 6), para
proponerles con valentía evangélica la belleza del servicio a Dios, a la
comunidad cristiana y a los hermanos.
Sacerdotes que muestren la fecundidad de una tarea entusiasmante, que
confiere un sentido de plenitud a la propia existencia, por estar fundada sobre
la fe en Aquel que nos ha amado en primer lugar (cf. Jn 4, 19)”.
La familia
es, también, otro de los pilares fundamentales a favor de estas vocaciones, desde
su cultivo y apoyo, hasta su generosidad a favor de la entrega de sus hijos al
servicio de Dios y de la Iglesia. Siempre, luego, son muy recompensados, de
ordinario ya incluso en esta vida.
4.
Oremos juntos ante el Señor por estas vocaciones, no sólo en esta jornada anual
sino incluso diariamente.
Secundemos
las constantes sugerencias e invitaciones de la Delegación Episcopal Diocesana para las Vocaciones, al tiempo que
agradecemos su ilusión y constancia en sus propuestas y acciones.
Son
muchas las Parroquias y Comunidades que destacan esta oración ante el Santísimo
Sacramento una vez por semana. También las animamos en su empeño, pues llegarán
sus frutos y expresamos nuestro deseo de que se unan a este clamor otras
comunidades.
Abramos,
como Comunidad Diocesana, estos caminos a corazones generosos, que los hay
siempre, para que libremente tomen la decisión de ser testigos fieles del amor
de Dios entre los hombres desde la entrega generosa de sus vidas a disposición
del Señor y de su Iglesia.
Con
mi afecto en el Señor, les bendice.
X Ramón del Hoyo López
Obispo
de Jaén
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