“NUESTRA
VOCACIÓN ES DE ESPERANZA”
Queridos
fieles diocesanos:
Discípulo de
Cristo
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A
lo largo de todo este año hemos tenido ocasión de reflexiones sobre las verdades
contenidas en el Credo, que tantas veces hemos recitado, y de renovar las
promesas y compromisos bautismales.
De
una u otra forma y en distintos momentos nos hemos acercado a la Carta
Apostólica Porta fidei, “La Puerta de
la fe”, de S. S. Benedicto XVI, que nos ha dejado como herencia viva de su
fecundo pontificado.
“Como la samaritana, nos
decía, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse
al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua
viva que mana de su fuente (cf. Jn 4, 14). Debemos descubrir de nuevo, el gusto de
alimentarnos con la palabra de Dios, transmitida fielmente por la Iglesia, y el
Pan de vida, ofrecido como sustento a todos los que son sus discípulos (cf. Jn
6, 51)”(PF, 3)
Creer
en Jesucristo, aseguraba también, es el camino para esperar, amar y salvarnos.
Ponía también en nuestras manos los textos
del Vaticano II en el cincuenta aniversario de su apertura y el Catecismo de la Iglesia Católica, a los
veinte años de su publicación.
Es
momento de evaluar a nivel personal y comunitario, nuestras respuestas durante
este año de gracia pero, sobre todo, de agradecer juntos al Señor, en la
festividad de Cristo Rey del Universo, las abundantes bendiciones y beneficios
que ha derramado sobre nosotros en esta Iglesia de Jaén, a lo largo de todo
este año.
Misioneros
suyos
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Insiste
el Santo Padre a lo largo de esta Carta, además de hacernos tomar conciencia de
que somos herederos de la fe de los Apóstoles, en que nos ha de servir de
estímulo para evangelizar y transmitirla
a otros. No podemos interrumpir la cadena de esta transmisión, guardando la luz
debajo de la mesa, sino mostrarla sin miedo, ni complejos, ante los demás.
La
fe crece dándola y este Año de la Fe continua abriéndonos a esperanzas nuevas.
Allí estábamos, adelantándonos, en el tiempo, cuando Jesús, después de la
resurrección encargó a sus discípulos para siempre: “Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id pues y haced
discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed
que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos”
(Mt 28, 19-21).
Abiertos a la Esperanza
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“Maldito quien confía en
el hombre, escribe el Profeta Jeremías, y busca el apoyo de las criaturas,
apartando su corazón del Señor. Bendito quien confía en el Señor y pone en Él
su esperanza” (Jr 17, 5-7).
La
Carta a los Hebreos describe asimismo a la esperanza como ancla que mantiene
firme nuestra nave ante las tempestades. Debemos aferrarnos a ella desde
nuestra fe, porque “es como ancla del
alma, segura y firme, que penetra más allá de la cortina (el cielo), donde
entró como precursor, por nosotros, Jesús, Sumo Sacerdote” (Hb 6, 17-20).
4.
Gracias por tantas y tan ricas iniciativas, desde las Vicarías, Delegaciones y
Arciprestazgos, hasta cada una de las parroquias y comunidades, asociaciones y
movimientos. En su conjunto ha sido un año fecundo como para agradecérselo al
Señor.
Desde
Vicario Pastoral y la Delegación de Liturgia se enviarán los subsidios
correspondientes para que, en cada una de las Parroquias e Iglesias abiertas al
culto público comenzando por la Catedral, se ofrezca a los fieles la ocasión,
en la medida de lo posible, para renovar
las promesas bautismales y profesar
el Credo, aparte de otras iniciativas posibles.
Con
mi afecto en el Señor.
X Ramón del Hoyo López
Obispo
de Jaén
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