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miércoles, 12 de enero de 2011

REFLEXION SOBRE LA NAVIDAD

EL LIBERTADOR ESPERADO

Todos deseamos alcanzar la felicidad, pero quizás nuestro comportamiento no sea el más adecuado para conseguirla. Cada día se nos presentan problemas, y la mayoría de las veces no elegimos la opción conveniente para resolverlos.

Para mí, la solución de los problemas está en las enseñanzas de Jesús, que además, liberan del sufrimiento y dan paz.

“Os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”. Con estas palabras el arcángel San Gabriel anunció que Jesús, el libertador esperado por el pueblo de Israel, acababa de nacer en Belén.

Siglos atrás, Dios creó el universo y puso al hombre en un jardín maravilloso para que fuera feliz, pero le dio un mandato: “No comáis del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque el día que comáis moriréis”. No se refería a una muerte corporal, sino espiritual. Ese mandato es extensivo a toda la humanidad.

Dios hizo al hombre libre, pero el hombre desde su egoísmo, sus ansias de poder, de querer ser como Dios, se dejó engañar, desobedeció y comió del fruto prohibido. Desde ese momento se convirtió en esclavo del pecado y empezó a sufrir. Esta historia se repite en cada uno de nosotros.

Pero Dios seguía queriendo la felicidad para el hombre, y entonces, estableció una alianza con el pueblo de Israel, al que prometió la salvación. La promesa de salvación se hizo realidad con la venida de su Hijo.

Nuestra misión de cristianos es anunciar que Jesús, el libertador esperado, el hombre más grande de todos los tiempos, nos mostró con sus enseñanzas un camino de salvación y una vida eterna que podemos disfrutar felizmente aquí y ahora.

Os invito a conocerlo, a experimentar la verdad de su mensaje y a confiar en Él.

Toni Martínez

En Baeza, a 25 de Diciembre de 2010

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